Telepatía (Tormina Records, 2016)
Lidia Damunt
Cada vez más alejada de la industria musical, y cada vez mejor. Más y mejor. Hace años que Lidia Damunt está establecida en Suecia y afronta con otra actitud su carrera musical, pero la distancia con los ritmos y las condiciones del circuito no le han impedido crecer artísticamente sino todo lo contrario. Actualmente su propio sello, Tormina Records, es el refugio desde el que planear sin presión alguna los próximos pasos, abrazada a la autoedición y apoyando bandas de la zona (ella misma se embarcaba en otro proyecto a la guitarra, el cuarteto punk Arre! Arre!). En lo que respecta a sus canciones, este otoño volvía a Madrid para grabar y coproducir junto a José Mª Rosillo -en solo cuatro días, mezcla incluida- el que ya es su quinto disco en solitario, que ha contado con las colaboraciones de Hugo Sierra -arreglos de teclado- y Teresa Iturrioz (Single), participando como segunda voz en Quién puede arreglar.
En este nuevo trabajo demuestra un momento de madurez, forma e inspiración espléndido, como quien tras experimentar y enfrentarse a diversas inquietudes logra ser todavía más una misma, desde una óptica mucho más relajada. Atrás queda el acercamiento al dream pop de la mano de Hidrogenesse (Vigila el Fuego) o el ejercicio de revindicación de la mujer en la música popular (con la consecuente liberación personal de prejuicios en cuanto a estilos) que supuso Gramola, su reciente disco de versiones. Dos trabajos en los que nunca llegó a perder las peculiaridades que mejor le definen, por lo que hablar de vuelta a los orígenes no sería justo. Telepatia sería algo así como un buen resumen de lo recorrido con especial hincapié en sus puntos fuertes: destreza a la guitarra y mucha creatividad e imaginación, tanto en letras como a la hora de estructurar cada tema
El sentido del humor, nunca perdido, se muestra especialmente fuerte en este disco, tirando de ingenio y sirviéndose de experiencias personales (Bolleras como tú, Cambiábamos la historia) para desarrollar una letras en las que es capaz de alternar tanto nostalgia o diversas aventuras ficticias con crítica social, todo ellos sin sacrificar su estilo. Especialmente valiente también a la hora de jugar con su voz (Tu teléfono o Quién puede arreglar), así como de hablar con claridad de feminismo (La Caja). Lidia Damunt viene a potenciar aún más si cabe eso que tantísimo escasea, algo que quizá no estemos exigiendo lo suficiente: la personalidad.
Texto de Bruno Corrales
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