10 de julio de 2015

The Lazy Jeans: "No hemos parado hasta encontrar el sonido que buscábamos"

Miguel Ángel Ruiz, en los estudios de La Casa con Ruedas (foto: María Martín-Consuegra)
El Hombro y el Peso es el segundo y ambicioso largo de The Lazy Jeans. Desde Daimiel, Ciudad Real, liderada por Miguel Ángel Ruiz y con Samuel Pozuelo (batería), Miguel Ángel Flores (bajo) y José Ramón Muñoz (guitarra), la banda desarrolla y pule su sonido sin atisbo de presión u obligación de ningún tipo. La música como objetivo último con el sello de La Casa con Ruedas. Hablamos con Miguel Ángel Ruiz sobre el desarrollo de la grabación de un nuevo disco cuyo arte luce gracias al trabajo de Raquel G. Ibáñez. Aprovechamos además para recordar etapas pasadas al frente de Radiojam, su labor al frente del estudio de grabación y sala de conciertos o sus motivaciones y deseos respecto al mundo de la música.


La grabación y preparación de vuestro nuevo disco se ha extendido durante varios meses, ¿ha sido en esta ocasión un proceso complicado?
Más bien, ha sido distinto. Esta vez hemos construido las canciones en el estudio, y ese proceso, no de composición pero sí de unir los trozos y conseguir el resultado final sí ha sido una manera un poco distinta. Hemos tardado un poco en grabarlo pero han sido más problemas de agenda que del propio proceso de grabación. Ha sido relativamente fácil grabarlo una vez roto ese cascarón que es la composición o el establecer una matriz sobre la que crear, con por ejemplo bajo y batería.

Entiendo que, esta vez, le has dado muchas más vueltas.
Sí, he prestado mucha más atención al sonido de las guitarras, y al sonido en general por la propia naturaleza de la grabación. Cuando grabas en directo no te puedes permitir el lujo de depurar tanto el sonido, digamos, así que esta vez me he comido un poco más la cabeza. Hemos utilizado material antiguo, de los años 60 y 70, y técnicas un poco clásicas buscando un sonido de guitarra potente, con presencia. Que no fuera un sonido estándar pero que tampoco fuera demasiado extraño. 

La batería es muy solvente con Samu y no hay que modificar nada más, pero las guitarras eran una asignatura pendiente y ha sido lo que he intentado solucionar en este disco. Al no tener ese rollo de grabar en directo hay muchos overdubs. Por ejemplo, en Relativo hay una guitarra de doce cuerdas y otra anormal sonando por el medio, acústicas las dos. Hay mucho detalle por debajo, mucho colchón de guitarra en muchas canciones. Hasta que no hemos encontrado el sonido que estábamos buscando no nos hemos quedado conformes.

Teniendo en cuenta tu labor como productor, compositor e intérprete, ¿podemos considerar a The Lazy Jeans un proyecto grupal o tiende más a lo personal?
A mí me gusta mucho tener un grupo pero quiero mantener el concepto personal. El grupo es esencial, y sobre todo con un grupo tan solvente como los Lazy, que enriquecen el sonido siempre. Van más allá de lo que yo hubiera ido y las canciones crecen mucho más. Me parece que tiene esas dos caras. Es personal sobre todo y lo va a seguir siendo pero es esencial la aportación de otros músicos. Espero que la banda con la que estoy ahora sea la que lleve siempre, porque es la que más me gusta.

De todas las bandas de las que has formado parte o con las que has tocado, ¿es The Lazy Jeans con la que te sientes más identificado, desde un punto de vista musical y según tus gustos personales?
No, depende del momento. Ahora mismo sí antes con Radiojam estaba completamente realizado. Era una filosofía distinta porque había dos compositores: Miguel, el bajista, y yo. Teníamos que ponernos de acuerdo, y en ese proceso es en el que se enriquecían los temas. Pero a veces hay muchos problemas, y si no tienes tiempo para ensayar no puedes encontrar ese timing necesario. La de The Lazy Jeans es una música más sencilla a la que hacía con Radiojam, en cuanto a que hay muchas canciones de Radiojam que no puedo tocar solo con una acústica. Éstas sí, y es lo que me pedía el cuerpo y lo que me apetece hacer ahora. Radiojam fue fruto de su tiempo y de sus circunstancias, igual que The Lazy Jeans lo es ahora. Me siento completamente identificado con las canciones (¡las compongo yo!), pero no podría poner por delante uno de otro. Son incomparables.



¿Cómo y cuál fue el criterio de selección y recolección de canciones para El Hombro y el Peso? Si es que no hubiesen estado todas compuestas en un mismo margen de tiempo, ex profeso.
De El Hombro y el Peso hay cuatro canciones que tienen más de diez años: Día gris, Shock, Lo Recuerdo y A gusto aquí. Cuando surgieron no vi el momento de grabarlas, no quedaban bien o no encajaban, y es bonito ver cómo de repente en este disco han cobrado sentido. Han encontrado su sitio dentro del disco, dentro de su temática y del universo que pretende plasmar.

Con el disco terminado, ¿consideras que existe un hilo conductor? ¿las canciones en su conjunto tienen un sentido en particular, una coherencia?
Sí, totalmente. Este disco trata del equilibrio, y todas las canciones afrontan esa temática desde un punto de vista distinto. O desde varios puntos de vista. Que entraran estas canciones fue un poco de sopetón, no puedes calcularlo o decir “voy a componer un disco sobre esto”, yo no puedo. Hay gente que sí puede, crear discos conceptuales, pero yo no lo he intentado. Las canciones que son, son las que tienen que estar. Había algunas que había abandonado del todo, como Lo recuerdo, que curiosamente es de las que más está gustando a a la gente, siendo la número 8. Había tirado la toalla ya con ella pero se la enseñé a Samu, le cambió el ritmo y de repente funcionó. Me alegro mucho. Sucedió también con Shock, por ejemplo, que fue una de las primeras canciones que grabamos con los Lazy. No sé si estará activo todavía nuestro MySpace pero ahí tenemos la versión original, que toca por cierto el piano el bajista de Radiojam, un piano precioso. Era una maquetilla chula y esa versión es insuperable, suena peor que la nueva versión pero yo creo que tiene más rollo. Es el síndrome de la maqueta, que a veces parece insuperable

Comentas que te sorprendió que una canción como Lo recuerdo tuviese más éxito que las demás siendo la octava en el orden del disco, como si pensases que la gente no va a llegar hasta ahí… En este sentido, ¿diste muchas vueltas al hecho de ordenar las canciones?
Sí, es por eso (risas). En este caso las hemos ordenado mucho. Yo pensaba que la 9 abriera el disco, pero escuchándolas decidimos empezar con un poquito de energía y colocar una algo sui generis como Las Chicas siempre bailan, con ese desarrollo instrumental al final. Atendiendo a lo animado de los temas, porque creo que es un disco un poco denso en lo musical. Shock es una canción muy larga, A gusto aquí es muy triste y un poco dura. Hay ina travesía por el desierto a mitad del disco que si la ponemos al principio… Hay que ver un poco cómo la gente va a entrar con los temas. Creo que es el mejor orden que hemos podido poner, pero lo hemos pensado mucho, ¿eh?

Nos decías que las canciones hablaban sobre el equilibrio. Uno de los puntos fuertes del disco es la presentación, con el arte a cargo de Raquel G. Ibáñez y El Colgado del Tarot protagonizando la portada. ¿Cómo habéis trabajado este concepto?
En este caso, toda la simbología y el arte es muy importante. Quería que fuera un todo, que el arte redondeara y sirviese de pegamento para unir todos los dobladillos que son las canciones. Hemos hablado mucho Raquel y yo, pero nos salió enseguida el concepto primigenio. Le expliqué un poco pero no tenía pensado en absoluto el tema de la carta de tarot. Yo le expliqué el concepto que entendía de El Hombro y el Peso, el equilibrio entre el peso y el aguante que puede cargar un hombro antes de romperse, debiendo mantener un equilibrio y liberándose antes de romperse. Te encuentras en una situación que te lleva a pensar eso, un momento en la vida en la que ocurren cosas en las que parece que se rompiese algo. Y hay que analizar por qué se ha roto, por qué hemos llegado a este punto en el camino. "¿Ha sido culpa mía? etc". 

Ella me devolvió la idea de lo del tarot. El colgado pende de un árbol, con la rama aguantando el peso aumentado por dos sacos, uno con un corazón y otro con un peso, debiendo decidir quizá qué debe soltar para mantenerse en una situación límite. Hay mucha simbología, atendiendo también al paso del tiempo, a la paciencia… Se puede ver a través de las letras y se verá también a través del arte del disco, que no tendría sentido sin las canciones. Está muy bien, a mí me ha gustado mucho.

Portada de "El Hombro y El Peso", obra de Raquel G. Ibáñez
¿Son las letras de este disco las más personales o profundas que has escrito?
No, no son las más profundas. Todas son igual de profundas. En este disco sí es cierto que hay dos de las letras más largas que he hecho, con más peso literario, entre comillas, que otra canción que haya hecho. Pero no creo que sean canciones más profundas. Respecto a otros discos sí hay mucho desarrollo instrumental, muchos cambios. Musicalmente es más rico.

Como responsable de La Casa con Ruedas has ganado muchísima experiencia en la organización de conciertos o festivales. También produces a numerosas bandas durante el año desde los estudios Popsonic. Entiendo que todo este bagaje te habrá dado una visión realista de cómo funciona el mundo de la música en nuestro país, ¿es algo que ha llegado a afectar a tu actitud a la hora de desarrollar y publicar un disco propio?
Para mí, el proyecto de los Lazy es como para un pintor, pintar. Es una expresión artística. A estas alturas no espero ni deseo mucha repercusión. Porque tampoco sé si estaría dispuesto a asumir lo que conlleva un éxito, con giras y demás. He hecho música toda mi vida pero no he estado de gira a tope, no me he dedicado nunca a esto a saco de profesionalidad, así que no me lo planteo. Queremos dar conciertos buenos, pero pocos. En estos momentos mi aspiración máxima es grabar en el estudio, grabar con los Lazy o a los grupos que me gusten. 

Estoy en contacto con gente por el tema tanto de grabación como de la sala, pero no ha cambiado mi manera de verlo. Valoro mucho a la gente que se pelea a saco en el escenario porque no es tan fácil como parece, y si desde La Casa con Ruedas podemos echarles una mano estaremos encantados porque estaremos cumpliendo con el objetivo de nuestra asociación. Pero los Lazy no creo que estén preparados para un salto cualitativo. Nos hemos quitado esa presión y lo que vamos a seguir haciendo es grabar un montón de discos. Si algo viniera en el futuro habría que analizarlo, pero con muchísimo cuidado. Ahora mismo estamos muy a gusto donde estamos.

¿Qué ideas contempláis en cuanto a la gira? ¿cómo vais a afrontar este repertorio en directo?
Queremos hacer un reflejo más o menos fiel de lo que hay en el disco, y hacerlo bien. El disco está muy producido pero creo que se puede tocar, y digo creo porque vamos a empezar con los ensayos ahora mismo. Lo veremos ahí pero creo que no habrá problema. Las canciones tampoco tienen mucho lío como para encontrarles el punto.

Yendo al origen de The Lazy Jeans, ¿cuáles fueron los patrones a seguir en un primer momento? ¿el concepto de rock, folk o americana eran las líneas a seguir desde un principio?
No, no fue así. En la maqueta que venía Shock grabamos también Mis canciones no valen nada, que sale en el primer disco. Dos de aquellas canciones las presentamos a un concurso que se llamaba Explosión Local, de Ciudad Real, y ganamos la grabación de un videoclip, que se puede ver en YouTube si lo buscas. Por entonces yo no tenía banda, así que llamé a mis colegas para grabarlo. Estaba Samu; Miguel de Radiojam (que hacía como que tocaba el bajo); Arturo, de Célula, que tocaba el banjo; y Miguel, que tocaba en una banda que se llamaba Atrevida, de Puerto Lápice. Después de eso seguimos con el rollo porque parece que a la gente le gustaba, y cuando la cosa empezó a flojear con Radiojam me puse ya más seriamente. Entonces eran simplemente canciones que no podía tocar de ninguna manera con Radiojam, y decidí grabarlas yo. Supongo que empecé a escuchar otras bandas por entonces, Tom Petty, Quique González o Wilco -que todavía no me gustaban mucho-, y salieron esas canciones. Veníamos de una época con Radiojam en la que las canciones eran demasiado complicadas, estábamos presionados de una manera ridícula por sacar temas de un alto nivel compositivo, y a mí ya se me habían agotado las ideas. Quería componer canciones con tres acordes y fue una especie de liberación. 

Estoy abierto a todo tipo de música. Yo vengo de los 90 y puedo valorar en la misma medida a Soundgarden que a Led Zeppelin o a Wilco. Arrastro mucha de la música de entonces pero, por ejemplo, he venido escuchando en el autobús a Modelo de Respuesta Polar, que me parecen increíbles. Si algo me emociona tampoco me planteo mucho más. Puedo flipar perfectamente con Modelo de Respuesta Polar, con Hendrik Röver o con Los Ganglios. Me gusta grabar a todo tipo de bandas, cada una con su rollo, pero yo solo sé componer de una manera. Disfrutaría a tope tocando en una banda de hardcore. De hecho, ¡he tocado el bajo en bandas de hardcore! Luego te paso la maqueta de Guilty, hardcore a tope. Tenía el bajo con el Big Muff, un pedal de distorsión de los más guarreros y surferos que existen. ¡Yo fui el primero que metió distorsión al bajo en mi pueblo! (risas). Era un bajo de mierda y el pedal no era un pedal de bajo, yo automáticamente le daba al fuzz y cuando terminaba se lo quitaba. Un día se me olvidó darle y sonaba igual (risas). Me había cargado el altavoz… Sin conocimiento ninguno. Guilty, el mejor grupo en el que he estado. Yo he saboreado todo tipo de música, incluso he grabado teclados para hip hop.



Retomando la idea de lo que os llegastéis a complicar en cuanto a la composición en Radiojam, recuerdo que en la presentación del EP de Suny en la sala Siroco comentaste en un tono positivo la sencillez con la que María afrontaba las canciones, siendo algo imposible para ti.
Eso es lo que más valoro de Suny. Como compositora y como proyecto. Las nuevas canciones que estamos grabando tienen un nivel compositivo enorme, pero siguen teniendo dos acordes. Eso, a día de hoy para mí es imposible. Pero es porque los que llevamos tocando ya tiempo nos pasamos de frenada. Suny no tiene ese background técnico y compone melodías. Yo siempre empiezo por los acordes, por la música, y subordino la melodía.

¿La frescura que requiere el pop?
Sí, sí, pero tampoco es muy pop lo que está haciendo Suny. Es bastante oscuro, va a dar un poco de miedo (risas). Miedo extremo.

Hace poco bautizabas a tus estudios de grabación con el nombre de Popsonic, con la intención de diferenciarlo del trabajo realizado desde La Casa con Ruedas.
El estudio es el estudio, y lo que produce La Casa con Ruedas es otra cosa, porque no dejamos de ser una especie de sello desde un concepto primigenio. Queremos que la música que nosotros producimos, que consideramos que está guay y cuyas producciones son nuestra responsabilidad, lleven nuestro sello, para bien o para mal. Surgió el problema de que venían bandas a grabar y aparecía como grabado en La Casa con Ruedas, así que quise diferenciarlo con Popsonic.

¿Cuáles consideras que han sido tus mejores experiencias en el estudio?
Carlos Madrid y Suny, a bote pronto, aunque siempre me ha gustado mucho grabar a la gente. Con ellos tengo una trayectoria paralela. Hay cosas en el Oh, Beatrice que son de lo mejor que he ngrabado. Fue duro de grabar, la atmósfera del disco impregnó mucho la grabació, pero fue bonito porque al final eso también influye.

Una vez publicado El Hombro y El Peso, ¿qué se te pasa por la cabeza? ¿qué te apetece más? Que lo escuche la gente, presentarlo en directo, ponerte con canciones nuevas…
Grabar el siguiente disco, más que nada porque ya tengo todas las canciones hechas y tengo muchas ganas de grabarlo. Pero todavía faltan las letras, mucho que limar… La verdad es que me da mucha pereza ponerme a tocar en directo porque a nuestro nivel los grupos no tienen acceso a salas con garantías. Muchas veces los trabajos que se hacen en estudio no se reflejan bien en vivo. Estoy casi más interesado en experimentar, en darle nueva salida o una nueva opción yo solo con la acústica. Algo que pueda controlar y que sepa que va a salir bien. 

Ahora mismo lo que me apetece es seguir grabando, sinceramente. Vamos a grabar muchas cosas más con los Lazy, estoy seguro. La repercusión me da un poco igual. Realmente, estamos en una situación de privilegio respecto a otras bandas, que tienen que depender de que alguien les pague su disco. Grabamos en nuestra casa, tenemos lo que queremos cuando queremos. Creo que hemos alcanzado el triunfo, el objetivo en la música. Tom Petty está en la misma situación que nosotros, puede grabar lo que quiera en el estudio que quiera. Aunque él está incluso peor, porque tiene que salir y hacer 30 conciertos para pagar las facturas, pero nosotros no (risas). En cuanto mezclas el dinero con el proyecto, algo se pierde. Siempre se sacrifica el arte. Ahora mismo estamos muy contentos.


El Hombro y el Peso está disponible en una edición limitada a 100 unidades en formato digipack. Puedes conseguir tu copia escribiendo a info@lacasaconruedas.com. Más información en Bandcamp o en la página de Facebook de The Lazy Jeans.

Texto de Bruno Corrales

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