Hendrik Röver y Los Míticos GT's en La Casa con Ruedas 15.03.2014
A las once en punto de la noche, Hendrik Röver descorría las cortinas que dan paso al camerino de La Casa con Ruedas en Daimiel. Lo hacía bien escoltado por Goyo Chiquito (contrabajo) y Toño L. Baños (batería), rebautizados suponemos gracias al azar como los Míticos GTs en honor a los estudios de grabación del cántabro, guarida y epicentro de la producción de Deltonos y bandas relacionadas y responsables al fin y al cabo del momento más prolífico del cántabro en años -y ya son unos cuantos-, para nuestra suerte en estado de gracia.
Ya con las cartas sobre la mesa, y antes de que sonara la primera nota, quedaba bastante claro que la gira de presentación de su tercer disco en solitario, el doble Oeste/Norte, poco iba a tener que ver con incursiones anteriores alejado de la banda madre. Nos esperaba una noche de country y folk, por supuesto, pero esta vez reforzando aquellos “esqueletos”, canciones sostenidas con lo básico, gracias a una potente formación de power trio. Dispuesto además de guitarra eléctrica, Röver daba comienzo al concierto enlazando con firmeza Cuando el primero y Te lo prometo.
Ilustración de Raquel G. Ibáñez (ampliar)
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Sonido impecable desde un primer momento en la sala de Daimiel, un verdadero lujo para la localidad por su filosofía y actividad ya sea desde su sede o a través de las ediciones anuales de La Granja Festival. A pesar de encadenar varios sold outs en anteriores fechas con bandas como Guadalupe Plata o Smile, en esta ocasión el aforo sufría para alcanzar los tres cuartos de ocupación, algo que por otro lado no hacía sino potenciar la sensación de estar presenciando algo especial.
Entre tanto, Röver dejaba descansar la eléctrica para hacerse con guitarra acústica y armónica y repasar así un repertorio en solitario que, alcanzada ya la tercera entrega, comienza a ser importante en cantidad y entereza, diferenciando y respetando escrupulosamente el cancionero de Los Deltonos. La cosa avanzaba sin descanso alternando acertados temas nuevos -La astilla nunca cae (lejos del árbol)- con imprescindibles de aquel primer disco -Lunes-, quizá resumiendo toda la fuerza de su directo y bagaje con la vibrante Déjalo.
Siempre tan serio como seguro de sí mismo, Röver demostraba estar como en casa, entre bromas y anécdotas y una gran disposición a volver las veces que fuera reclamado. Llegábamos así hasta el segundo bis, en el que la banda remataba la noche con una versión de Waylon Jennings- no sin excusarse, una vez demostrado su irrenuncable lema de que el rock americano es posible en castellano- y cerrando a toda velocidad con el viaje retratado en Uh, Las Vegas. Ya sabéis, volverá para contarlo.
Texto de Bruno Corrales
Fotografía de María Martín-Consuegra
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