“Estar en Hondarribia tocando delante de cuatro mil personas, mirar al frontman y ver que es Raimundo Amador. ¿Qué cojones he hecho yo para estar tocando con este fiera? O con Julián Hernández, que yo recuerdo de mi infancia en Asturias estar reventando el Ante todo mucha calma. Nos han pasado cosas increíbles, estamos conociendo y tocando con gente que han sido nuestros ídolos”. Nos vemos las caras de nuevo con el trío formado por Miguel Ángel Ariza (guitarra y voz), José Alberto Solís (bajo) y Carlos Lahoz (batería), después de más de año y medio permanentemente en la carretera, ya sea como Última Experiencia o viviendo experiencias como las que nos relata Miguel Ángel al comienzo de estas líneas. Ahora les pillamos en un momento muy distinto, a punto de subirse de nuevo al escenario de la sala El Sol para cerrar una etapa. Un punto de inflexión que se antoja clave en su trayectoria. Apenas arrancaba el 2012 cuando, tras la gran acogida de sus EPs, la banda lanzaba ilusionada su primer largo. Un disco, La casa de la bruja, en el que materializaban definitivamente su apuesta por adaptar los sonidos del rock de los '70 al castellano con la ayuda de un productor como Juan de Dios Martín. Hoy se cierra la presentación de ese disco y empiezan muchas otras cosas. Mismo lugar, la plaza de Tirso de Molina; y mismos contendientes, Miguel Ángel Ariza y José Alberto Solís, que nos hablan con ánimo del momento de Última Experiencia.
La independencia vista con optimismo
Una de las señas de identidad de Última Experiencia es la independencia. Como muchas otras bandas sin contrato discográfico, son ellos mismos los que durante este tiempo se han venido ocupando y se ocupan de gran parte de las obligaciones de su proyecto musical. Obligaciones que lamentablemente poco tienen que ver con el aspecto musical en ocasiones. “A nuestro nivel, creo que hay pocas bandas que toquen tanto y sean tan independientes como nosotros”, explica Miguel Ángel. “Nos lo hemos guisado y comido todo nosotros. Las horas de curro de este señor (refiriéndose a José Alberto) buscando bolos, las horas moviendo todas las redes... Al final, hacer las canciones, el local de ensayo y los discos son el 5% de un curro que es absolutamente brutal. Mover un proyecto es un curro de 24 horas al día”. Y podría pensarse que este hecho perjudicara a lo más importante, a las canciones, pero el guitarrista y cantante es de otra opinión: “No repercute negativamente, pero te tiene más atado. Lo maravilloso sería poder tener el día entero para hacer tus canciones. Pero bueno, lo decimos siempre, nos han tocado vivir estos tiempos y al ataque”. Como vemos, ninguna nostalgia de vacas gordas en esto de la música: “Conocemos a muchos músicos de los '80 que nos dicen que ahora estaríamos viviendo como reyes. Pero yo no quiero vivir como un rey, no es eso, yo lo que quiero es dedicarme a la música”, remata.
Más allá de El Sol
“Estoy muy excitado porque viene lo que más me divierte a mí, que es meterme con temas nuevos” nos cuenta Miguel Ángel. Y es que el concierto de esta noche en la sala El Sol cierra una etapa al tiempo que abre otra en la que se avecina todavía más trabajo, con presencia en festivales y sobre todo con un nuevo disco en el horizonte, previsto para el otoño: “Después del El Sol nos toca más curro aún, tenemos Arenal Sound y Sonorama, que son los bonus tracks a la gira. Después, tenemos aparcado mogollón de material nuevo al que estamos todos deseando hincar el diente”. Toca preguntarse qué podemos esperar de este segundo disco, aunque parece claro que al menos no nos encontraremos con un volantazo estilístico: “Realmente, como tocamos tantos palos... Simplemente confiar en que la raíz siga siendo el rock, pues somos una banda de rock. Al menos sé que con lo que vamos a trabajar primero va a ser bastante bastante rockero, va a estar más ligado a nuestra parte más rockera que a nuestra faceta más melódica-popera”, explica Miguel Ángel: “¡Los rockeros están de enhorabuena! (risas)”. Tampoco habrá cambios en cuanto al formato en trío de Última Experiencia, quizá una de las grandes bazas del grupo por su entendimiento en directo. Aunque como nos sigue contando Miguel Ángel, podemos esperar sorpresas: “Se pueden ir incorporando colaboraciones de modo puntual. De hecho, vamos a intentar hacer alguna sorpresita para el día de El Sol, para regalar cosas nuevas a la gente que nos ha visto ya muchas veces”.
Proyectos paralelos, de Wyoming al blues
Como regresando a la filosofía primigenia de Última Experiencia, originalmente una banda de versiones de clásicos del rock, el grupo no escatima en subirse a los escenarios más allá del proyecto madre, coexistiendo con formaciones como Mike's Blues Project o Wyoming y Los Insolventes. Nos habla Miguel Ángel sobre la hiperactividad del conocido presentador y músico, junto al que tocan cada vez con más frecuencia: “Es de coña lo del Wyoming, le encanta y no quiere parar de tocar. A nosotros nos tiene súper contentos. Llevamos 3 o 4 bolos seguidos que dejamos a gente fuera de la sala”. “Y salas grandes, ¿eh?”, apostilla José Alberto: “Es genial, su vicio somos nosotros”. Precisamente, una de las anécdotas de estos últimos meses, la que les llevó a tocar con Julián Hernández (Siniestro Total), se produjo en gira de festivales con los Insolventes. “Un día se puso malo Wyoming y no podía hacer el concierto”, cuenta José Alberto: “Julián (Hernández) estaba viéndolo, así que cogimos y, mientras los Trogloditas seguían un poco con su concierto, nos juntamos con él e hicimos un repertorio sobre la marcha. Hicimos un repaso a qué podíamos saber los dos, a los grupos que teníamos en común, y acabamos tocando dos horas y media”. El caso de Mike's Blues Project, banda de versiones de blues liderada por Miguel Ángel, parece distinto: “Es porque somos unos auténticos adictos al escenario. Normalmente tocamos jueves, viernes y sábado, y si de repente ves una semana en la que solamente tocas el sábado piensas '¿qué hago?', y montas un proyecto solo para ese tipo de fechas. Es juntarse con unos amigos y tocar, tampoco tiene mayor importancia. Lo hago por puro goce personal”.
Texto de Bruno Corrales
Fotografía de Aitor García
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