Zico + Alberto Azul en Costello (12.04.13)
Este viernes estuvimos en el concierto que dieron Alberto Azul, habituales de la noche madrileña – hagan o no concierto – qué truhanes son - y los andaluces Zico. La cita fue en la sala Costello. Acogedora como siempre, y con uno de los carteles (creo que había más) a cargo de Violeta González (increíble), fue el lugar ideal para contemplar la evolución en mil sentidos de los primeros, nuestros queridos Alberto Azul.
Como siempre digo en cada concierto que veo, han cambiado. Pero es que cada noche que tocan, se aprecia un poquito más la estela del camino que siguen, siempre hacia delante. Ahora, Fer, de Esquimales, toca la guitarra. Y Arancha, antes en The Pablos, el bajo.
Alberto Azul |
Destaco varias cosas: por un lado, la nueva formación que parece estar asentándose, tras varias apariciones de diversos músicos en varios de los pasados conciertos. Por otro lado, su repertorio de canciones. Empezaron con K-Boom!, tarjeta de presentación del grupo, alegre, épica, lisérgica y que engancha, y terminaron con su legendaria Canción del Robot, elegida en el recopilatorio de Madrid está helado, editado por La Fonoteca. Vinilo que, paradójicamente transparente, considero orígen y padre de un movimiento cuyos resultados ya estamos palpando en las noches de la ciudad que nunca duerme. Creo que el viernes el setlist recogió todo lo que han sembrado los azules. Además de sorprendernos con su Rumanía, canción que hacía mucho tiempo que no tocaban, nos mezclaron temas antiguos y que les definieron durante meses como Fan del tocino o el casi himno Hongo del Congo, con temas más folklóricos como Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España – para mí, la más bonita – o Elektrika R’anxera. Por otro lado, sonaron más potentes, más seguros de lo que hacían, una instrumentación mucho más compacta, que no hace más que mejorar los directos. Y por último, el cumpleaños de Arancha, con piñata incluida (ay, las piñatas).
Zico, bastante más contenidos, quizás porque los teloneros habían montado su propia fiesta en la que todos estábamos riéndonos y disfrutando, como entre amigos que estábamos, nos presentaron su disco de debut: Demonios al Sol, editado con Astro Música, bajo la producción de Fernando Zambrano y José Luis Osuna. Con un sonido muy similar a unos niños mutantes que derriban bancos, y a un Algora un poquito más melancólico, empezaron con Imposible, corte que también abre su disco. Fue un repertorio muy tranquilo, tocado con mimo, y desgajaron cada canción con mucho cuidado. Guego, impasible, miraba al frente, saboreando las letras, introduciéndonos de vez en cuando los títulos. No hablaron mucho, pero tampoco hizo falta. Las letras se presentaban por sí mismas. Abrieron el envoltorio completo de Demonios al Sol, añadiendo su Fantasmas, Almadraba, San Lázaro, y terminando la noche con las promesas de La carrera de Marc y su teclado contagioso.
Texto y fotografía de Paula Fernández
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