"Nos gustaba la idea hacer algo que nadie esperase", esta frase firmada por los hermanos de Castro encabezaba un viral lanzado por la banda a finales del pasado 2012. En adelante, una acumulación de sorpresas. Barón Rojo publicaba nuevo disco, y no es solo que se tratase de una atrevida adaptación al castellano de la ópera rock Tommy de The Who, sino que estaría producido por alguien que difícilmente hubiéramos relacionado antes con ellos, Juan de Dios Martín, conocido por su trabajo junto a Xoel López o Amaral. Precisamente, Eva Amaral sería otra de las sorpresas, invitada a cantar uno de los temas de este inesperado disco titulado Tommy Barón. Surgida la posibilidad de charlar con una de las referencias indiscutibles del rock español, nos dirigimos sin pensarlo hasta La Vaguada al encuentro con Armando de Castro. A mi lado, un compañero de lujo: Fernán del Val, licenciado en Sociología y con una tesis sobre el rock español durante la transición a punto de caramelo. ¿Qué mejor aliado? Visiblemente orgulloso del trabajo realizado y con el segundo o tercer café de la mañana entre manos, esto es lo que nos contaba el menor de los De Castro.
Bruno: ¿Cómo surge la idea de adaptar un disco como Tommy?
Armando: A nosotros nos gusta siempre romper esquemas y hacer justo lo que nadie se iba a esperar. Pensábamos que era un reto muy atractivo para nosotros, que somos seguidores de los Who desde hace muchísimos años, y en concreto de la ópera Tommy, que para nosotros marcó una época cuando salió a finales de los 60. Fue un shock, algo que nos impactó y que ha quedado ahí durante muchos años. Ahora se planteó casi como un juego, era una de las opciones que barajábamos. Nos reunimos y vimos qué era lo mejor que podíamos hacer de cara al futuro, llegando a la conclusión de que a lo mejor hacer un LP más en estudio ahora mismo, con temas que iban a pasar seguramente desapercibidos... Bueno, haces unas cuantas entrevistas y al final no pasa nada porque la gente sigue pendiente de los temas clásicos. Tiene que ser un LP fantástico y que caiga muy bien, y luego que encima te llegue, que hoy en día la promoción es muy complicada también.
Decidimos tirar por otros derroteros. Pensamos en hacer algo que no tuviera nada que ver con la dinámica normal, una obra distinta. Una de las opciones era hacer la ópera Tommy en español y adaptada a nuestro sonido. Pensábamos que era un reto lo suficientemente importante y que, honradamente, podía quedar muy bien dadas nuestras características como grupo y nuestra trayectoria musical. De hecho, era intentar que la gente lo asimilara como un producto de Barón Rojo. Al principio sabíamos que iba a chocar a muchísima gente, pero yo personalmente estoy supersatisfecho de cómo ha quedado. Pienso que el disco es uno de los mejores álbumes que ha hecho Barón Rojo nunca. Con el tiempo ocupará el lugar que tiene que ocupar dentro de la música del rock en España.
B.: Como dices, ha sido un reto importante. En cuanto a las letras, si no me equivoco el trabajo de adaptación lo has hecho tú.
A.: Sí, lo hice yo. Me costó mucho menos trabajo del que yo esperaba. Pensaba que iba a ser complicadísimo, pero hice las dos primeras letras y como que le fui cogiendo la dinámica, el sistema de decir lo mismo pero con otras palabras, dándole la vuelta un poquito a la cosa. Todo el que lo ha escuchado ve que dice prácticamente lo mismo que la letra original, pero no es exactamente lo mismo. Hay frases que cumplen el objetivo de transmitir la misma idea pero a lo mejor es una acción totalmente distinta. Por ejemplo, cuando yo digo “¿qué sentirías si en un barrizal hundiera tu cara, riéndome más?”, que es un tema del primo Kevin, la letra original de lo que realmente habla es de meterle la cabeza dentro del váter al pobre Tommy y tirar de la cadena.
B.: Había que usar otro tipo de recursos.
A.: Ese tipo de trucos los he utilizado mucho. Decir algo no sea exactamente la misma idea que se describa en Tommy, pero que sea algo paralelo. Le fui cogiendo el tranquillo a la cosa y a veces me hacía 4 o 5 letras en una sesión, se me empezó a dar bien. Es una de esas cosas que no te esperas, y es que ni siquiera era algo que tuviéramos planificado que hiciera yo. Empezamos a pensar en las dificultades para encontrar a la persona adecuada para que lo adaptara al español. Que supiera de los Who, de música, de hacer letras y que supiera inglés al menos a un cierto nivel. Como no encontrábamos a la persona adecuada y eso no avanzaba al final cogí yo un día y me puse a hacerlo. Llamé a todos para decirles que se me estaba dando más o menos fluido y al final, ya te digo, yo creo que en 3 fines de semana me hice todas las adaptaciones al español.
B.: Otra de las sorpresas es la producción de Juan de Dios Martín. ¿Os habéis entendido musicalmente?
A.: A Juan de Dios nosotros no le conocíamos personalmente, ni como productor. Es una persona con la que nos puso en contacto Antonio García Oñate, que es nuestro manager discográfico, digámoslo así. Él sí conocía a Juan de Dios y nos lo propuso. EMI primero se entrevistó con él, le explicó el proyecto y vimos que estaba muy receptivo a hacerlo. Había una gran sintonía y a nosotros nos pareció muy bien. Habíamos oído de él vagamente, no sabíamos ni que era productor de Amaral siquiera, de eso nos enteramos posteriormente. Antonio nos dijo que era una persona que le podía dar el punto y que además se había entusiasmado con la idea. Era un seguidor de los Who y de la ópera Tommy, así que era la persona perfecta aparte de que es un gran productor, un gran músico y que controla el estudio de grabación perfectamente. Fue un fichaje muy interesante.
Fernán: ¿Y pensáis que el que Juande venga de otro mundo que no es el heavy, ya sea de radiofórmulas o del indie, pueda hacer que gente que no ha escuchado mucho a Barón se acerque un poco a vosotros?
A.: Lo que pasa es que Juande es un tio de un campo de miras enorme. Si le ves ponerse a hacer el Angus Young ahí en el estudio, que se ponía cada dos por tres. Te mueres de risa, además de que lo hace de puta madre. Al tío le mueve su fibra sensible AC/DC, Amaral y muchísimas otras cosas. No es en absoluto una persona cuadrada, sino que se deja influenciar. Está perfectamente capacitado para producir a cualquier grupo de rock que se precie. Vamos, ningún problema.
B.: ¿Cómo adaptarés las canciones de este disco a los directos? Teniendo en cuenta que se trata de una obra conceptual.
A.: Pues lo mejor que podamos, no va a ser fácil. Dependiendo del tipo de concierto que sea, si es de la gira de presentación o si estamos dentro un festival. En fin, dependiendo del tiempo que toquemos la cosa cambiará bastante. A nosotros nos gustaría dentro de lo posible tocar la ópera entera. Yo creo que una de las posibilidades sería dar dos conciertos seguidos, uno que fuera prácticamente toda la ópera Tommy y la otro con todos los clásicos del grupo, para que nadie salga decepcionado por ir a ver a Barón Rojo y encontrarse con algo que no esperaba. Que, por otra parte, es algo interesante y que está bien. Queremos aprovechar ese shock que pueda producir.
B.: Teniendo en cuenta vuestra trayectoria, en la que ya habeís dicho muchísimo y es parte de la historia, ¿fue especialmente divertido para vosotros afrontar una grabación como ésta?
A.: Hombre, las grabaciones son sitios donde se trabaja muy duro, donde a veces tienes momentos de euforia y otras momentos de un decaimiento o depresión al ver que algo no te sale o no te gusta como queda... En los estudios de grabación pasa de todo, yo he visto verdaderas tragedias. Dicho esto, del Tommy lo mejor es el resultado. Estoy supersatisfecho de como ha quedado, de la mezcla, de la producción, del encaje de la letra con la música, de la melodía con la música... Al hacerlo ha habido de todo, momentos gloriosos y momentos de más sufrimiento, y ahí queda plasmado todo. A veces ese poquito de esfuerzo adicional también está bien que quede reflejado en el disco. Ha sido un trabajo duro adaptarlo. Tommy es algo muy musical, que se sale un poquito de los esquemas rockeros en los que a lo mejor los grupos de heavy nos movemos, con acordes y melodías muy diferentes a lo que estamos acostumbrados.
B.: Para el oyente también es un reto, teniendo en cuenta sobre todo las formas actuales de escuchar música... Es un tipo de disco en el que hay que meterse, profundizar.
A.: Los discos buenos no son los que te gustan a la primera oída, los discos buenos son los que vas escuchando y cada vez descubres cosas nuevas y al final acabas entusiasmado. A mí por lo menos me ha pasado siempre así con los grandes grupos de cabecera. El Tommy Barón es un disco que hay que ir escuchando, empapándote poco a poco. Escuchado así, con paciencia y un poco de interés, será uno de los discos favoritos de mucha gente.
F.: He visto que vais a ir a Latinoamérica. ¿Cómo es la relación de Barón Rojo con ese público?
A.: Es una relación muy gratificante. Barón Rojo allí es una institución, tanto como lo pueda ser en España o incluso más. Allí hemos representado la leche, somos como un poco un mito viviente. Te das cuenta de la magia que tiene para muchísima gente ver a Barón Rojo en directo.
F.: ¿Notáis que hay un reemplazo generacional, que va viniendo gente nueva a los conciertos?
A.: Sí, eso lo venimos notando en España, en Sudamérica y en todas partes. Afortunadamente, el rock ha empapado a muchas capas de la sociedad y las nuevas generaciones están también muy identificadas con él. Bien porque han tomado contacto directo o mediante un tío o un padre. En muchos conciertos firmamos autógrafos a niños de 14 o de 15 años, y a niños de 6 o 7 años a los que han llevado sus padres, con sus camisetas de Barón y tal. Es fantástico. Es una música muy vital. El pop en determinados sustratos poperos no tiene esa energía, ese poder de comunicación. Queda muy bien como música de fondo o en un ascensor, pero el rock es algo que entra dentro de la fibra de la gente, y eso al final le hace ser un estilo de una gran acogida y de una gran persistencia en el tiempo.
B.: Otra asunto destacable es la participación de Eva Amaral. Una vez en el estudio, ¿las diferencias realmente existen o todo es más cercano de lo que se pudiera pensar?
A.: Mira, los músicos se dividen en dos: los buenos y los malos. Luego unos cultivan un estilo y otros cultivan otro, pero la gente que vale, vale. Y Eva Amaral es una tia que vale, es una música de la cabeza a los pies. Aparte de eso, se mete en un papel que no es el suyo entusiasmada. Le gustaba mucho el Tommy y el proyecto de hacerlo en español le parecía una idea maravillosa. Le propusimos que cantara la de la Reina Ácida y la tía encantandísima. Creo que lo ha hecho realmente bien porque es una profesional tremenda, yo me quito el sombrero ante ella.
B.: ¿La publicación del Tommy Barón supone el inicio de una nueva etapa para la banda?
A.: Es una especie de alto en el camino, en el sentido de pararnos un momento y hacer algo que no tenga nada que ver con el resto de nuestra trayectoria musical, pero que nos apetece hacer y que va a dejar ahí una secuela de lo que Barón Rojo es capaz de hacer. Yo, modestamente, pienso que no habría habido ningún otro grupo en España capacitado para meterse en una empresa de esta envergadura, de hacer una versión española del Tommy de los Who. En fin, ahora mismo nos apetecía hacer algo muy diferente.
B.: Durante el 2011 y el 2012 combinastéis giras con la formación original y la actual. ¿Eso ahora mismo ha desaparecido o podremos seguir esperándolo?
A.: Sí, ya se dieron los últimos conciertos de la formación original porque, bueno, tras una serie de historias que hubo, a partir de unas declaraciones que hizo Sherpa y que nos dejaron a todos muy fuera de juego dijimos que no volvería a haber más conciertos. Que, de todos modos, también había que ponerle un fin a aquello. Tampoco vas a estar indefinidamente conservando dos formaciones del mismo grupo, es algo que puede en un momento dado despistar mucho a la gente.
F.: Me está recordando a lo que en los '70 os pasó con Coz, un momento en el que había dos formaciones distintas.
A.: Sí, sí, en el verano del 80 hubo dos formaciones de Coz. Y además hicimos muchísimas más actuaciones que los otros Coz.
F.: Creo que fue Edu Pinilla el que entró en la otra y contaba que pensaba que Coz era un grupo que tocaba mucho y que de repente ese verano no tocaron nada porque estabais los otros Coz, que os llevastéis todo ese verano.
A.: Sí, pero la primera actuación de Barón Rojo ya fue ese verano. Fue en agosto del 80 en Leganés, el 16 de agosto.
F.: A nuestra generación, lo que nos ha llegado de los '80, lo que ha estado más en los medios, ha sido el tema de la movida. Pero cuando uno lee y busca un poco se de cuenta de que los grupos que llenaban pabellones y hacían giras erais vosotros, Obús. El rock duro y el heavy.
A.: La movida fue un rollo muy snob, de darle cancha a un tipo de música totalmente descafeinada, liviana, fofita, pero que quedaba muy bien dentro del ambiente progre. Tuvieron un apoyo oficial increíble y para todos los medios de comunicación aquello fue como la quinta esencia de lo nuevo, de lo fresco y casi de lo revolucionario, cuando en el fondo era música pop en mi opinión salvo muy pocas excepciones de tercera categoría. Porque el gran pop en España se hizo en los '60, no se hizo en los '80. Tuvimos que convivir con ello, pero los músicos de rock estamos acostumbrados a ir siempre por el lado oscuro del camino mientras otros son los que se llevan los grandes presupuestos, los focos, las televisiones y todos los beneplácitos oficiales. Pero si no seguramente el rock no sería lo que es, estamos acostumbrados a pelear y también forma parte del bagaje musical.
F.: ¿Por qué creéis que ese momento de pabellones para el rock duro luego bajó un poco durante los '90?
A.: En el momento hubo una crisis evidente, pero creo que coincidió con una crisis económica. Todo va parejo. El 92 fue un año que a España le sentó fatal. Se hicieron las Olimpiadas, la Expo, pero luego a partir de ahí fue todo un desinfle que afectó a todo y al menos para nosotros fue una época de travesía por el desierto. Pero sí, los '80 fue la eclosión del rock duro nacional, donde adquirió su mayoría de edad. Sobre todo la primera mitad de los '80 creo que fue el mejor punto para el rock nacional. Ojalá haya un nuevo rebrote de grupos importantísimos. Pero bueno, de momento eso ha quedado ahí, a ver qué pasa en un futuro.
F.: He leído que Mariskal, cuando habla de esa época cuenta que había de fondo también una división entre el público y los músicos como de clase social. El rock duro era de clase obrera y el pop de clases medias, del centro de Madrid. ¿Realmente fue así? ¿Lo vivistéis así en los conciertos o Barón Rojo llegaba a mucha más gente?
A.: Yo creo que eso es algo que queda muy bonito decirlo, pero en el fondo había una transversalidad entre toda la gente que sigue la música que no tiene nada que ver con clases sociales, sino con que te guste el rock, con que estés un poquito de acuerdo en la energía que te da y en lo que representa como música. Y ya está. ¿Qué más da si has nacido en Vallecas o en Chamartín? Yo cuando estudiaba el preuniversitario iba a una academia que había por Goya y allí me encontraba a unos chavalitos que iban vestidos impecablemente con los que empezaba a hablar de heavy metal. Había gente verdadermente entendida. Pienso que hay que huir de esos sectarismo, me parece una gilipollez y una simplificación que no conduce a nada. ¿Qué vas a decir, que los de ésta zona molan mucho más que los de ésta otra? Te ha tocado vivir ahí y es ahí. Creo que no se debe crear esa división sino que hay que aprender a disfrutar de todos los estilos musicales con un mínimo de calidad. Si yo lo que tengo en contra de la movida es que es una música muy fofa, muy blandengue.
F.: ¿A quién salvarías de esa escena? Si es que salvarías a alguien.
A.: Es que yo todo lo que salvaría de esa época es extranjero (risas). Me resulta muy difícil... Quizá La chica de ayer de Nacha Pop. ¿Qué vas a decir?
F.: A Antonio Vega yo he leido que le gustaba o que respetaba bastante a Barón Rojo y a Coz.
A.: Los hermanos Cano venían a los conciertos de Coz, dicho por ellos. Pero porque son músicos. Juanes era un gran seguidor nuestro y luego se ha ido hacia otras trayectorias musicales muy respetables que a él le van bien y le funcionan. Lo que quiero decir es que hay que huir de esos sectarismos.
B.: Hace poco se anunciaba que Granada dedicará una plaza a Joe Strummer, algo justo y que reinvindica el papel cultural del rock, además de merecido por la importancia que tuvieron para su escena las visitas de líder de The Clash. Pero, ¿crees que aún falta mucho para que se pueda valorar de la misma forma lo que se ha hecho aquí?
A.: Yo creo que eso son anécdotas. De repente a algún concejal le da ese pálpito y piensa que si hacen eso van a quedar bien con un montón de gente, y tal. No le doy a eso mucha trascendencia. También aquí vas a Leganés y hay una calle de AC/DC.
B.: Sí, pero siempre hay como una tendencia a valorar de distinta forma lo que se hace aquí.
A.: Sí, bueno, creo que Rosendo también tiene una calle por ahí. A esas cosas tampoco les doy más importancia. Está bien que los nombres de las calles pertenezcan a gente que ha tenido una cierta significación cultural o artística. Está bien, son primeros pasos en el sentido de que al rock se le reconozca su importancia cultural, que evidentemente la tiene. Pero bueno, pienso que todavía hay mucho camino que recorrer en ese sentido. Seguramente tiene muchas más posibilidades de que le hagan una calle Lola Flores que Barón Rojo.
B.: Quizá sería incluso raro que el rock de repente se llevara bien con las instituciones, entendiendo que su naturaleza no es precisamente agradar.
A.: No, ni bien ni mal, cada uno estar en el papel que le corresponde. Yo conozco a muchos que se dicen rockeros de pro que están dándose palmaditas con gente del poder y de los estamentos que tanto critican en sus letras. Luego a la hora de conchabarse con ellos a ver dónde les colocan, en un festival y tal... En fin, que el hábito no hace al monje. No porque digas que eres el mayor rockero del mundo las cosas van a ser así. Lo puedes ser de fachada y luego por dentro ser el mayor antirockero. Yo he conocido bastantes casos.
B.: Tras un disco como Tommy Barón, ¿sientes que Barón Rojo ha dicho su última palabra o siguen existiendo ganas y motivación para en el futuro seguir publicando discos originales?
A.: Sí, hombre. El problema es que ahora mismo puedes hacer un esfuerzo inmenso y vas a tener una repercusión mínima o nula, y eso muchas veces desanima. Evidentemente, no vamos a tirarnos toda la vida haciendo óperas Tommy, esto ha sido un alto en el camino, algo que queríamos hacer y que pensábamos que era algo importante y diferente. Pero seguiremos todo el tiempo que nos quede, que ojalá sea mucho, intentando crear música de un modo o de otro. Que hay muchas maneras de crear música. Muchos de los grandes músicos de la historia nunca han compuesto una nota pero han sido unos grandes intérpretes. En el rock a veces nos centramos mucho en que si no haces canciones propias ya no vale, e incluso los Beatles al principio más de la mitad del repertorio que tocaban eran rock and roll's clásicos o del estilo. Pero vamos, que la gente esté tranquila, que ya llegarán nuevas cosas de Barón Rojo.
Texto de Bruno Corrales y Fernán del Val
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