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Del sonido a la palabra Deoído organiza un curso de periodismo y crítica musical en la Complutense

Prestar atención a la música popular desde un punto de vista periodístico, con este objetivo nace Del sonido a la palabra, un curso de periodismo y crítica musical organizado por Deoído en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Del sonido a la palabra llega para cubrir un hueco hasta ahora inexistente y muy demandando en la universidad, ofreciendo además la oportunidad de trabajar en un grupo reducido, limitado a 25 alumnos. El curso, que comenzará el próximo jueves 8 de marzo y se extenderá hasta el 27 de abril, tendrá lugar en el Departamento de Periodismo III de la propia Facultad de Ciencias de la Información de la UCM, cada jueves y viernes en un horario de 16 a 20h. Del sonido a la palabra, un curso dirigido a todo aquel interesado sin distinciones de estudios o edad, destaca sin duda por su temario y por su profesorado. Periodistas, músicos e investigadores como Javier Gallego, Víctor Lenore, Patricia Godes, Kike Suárez “Babas”, Javier de Torres o Abel Hernández impartirán las distintas clases, que comenzarán con un bloque teórico pensado para comprender de forma global el entorno de la industria musical; y que culminarán con diversos talleres prácticos centrados en géneros periodísticos como la entrevista, la crítica y el reportaje o en realidades como los blogs o el trabajo promocional. 

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A ras de noche Agenda semanal 27 de febrero / 4 de marzo

Una nueva semana de conciertos en Madrid. Durante los próximos siete días, en los que despediremos definitivamente al mes de febrero, podremos ver en concierto a músicos como Diego Vasallo, Zahara, Luis Brea o Joe Eceiza. En cuanto al rock en clave anglosajona el éxito está asegurado con prometedores conciertos como los de Capsula y Down Down Downs en Siroco, los de Sex Museum y Love Division en Gruta '77 o el de Dixie Town en Wurlitzer Ballroom. Por otro lado, Galileo Galilei acogerá el martes la fiesta de presentación del Trinity Rock & Pop, una serie de titulaciones musicales a nivel europeo que se propone llegar al público madrileño a través de un cuádruple cartel formado por The Cabriolets, Havalina, Coffee & Wine y Amigos Imaginarios. Ya el sábado destaca el décimo concierto de homenaje a Los Nikis, que se celebrará en el Orange Café. En él, Airbag, DDT y Armin Tamzarian rendirán tributo a uno de sus padres musicales. Además, esta semana que ahora comenzamos contará con varios mini-festivales como el Soul Train Fest, con The Pepper Pots, The Sweet Vandals y The Cherry Boppers; o el IV Aniversario Ferrara, que se extenderá durante toda la noche del jueves con las actuaciones de Lüger, Toundra, El Páramo, Nutria e Hyperpotamus. En el plano internacional destacan las visitas de varias bandas suecas, casos de The Last Days of April o Three Seasons, de entre las que sin duda sobresale la de Diamond Dogs, que estarán actuando en Moby Dick el jueves.

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El valor de la sencillez

Coque Malla en Espacio para el Arte y la Cultura de Aranjuez (18.02.12)

Hay vida más allá de de la capital. Por suerte, los buenos planes no son una exclusiva del centro de Madrid y, en ocasiones, el esfuerzo de tener que desplazarse está más que justificado. El pasado sábado 18 de febrero, el auditorio del Espacio para el Arte y la Cultura de Aranjuez acogía en pleno día de Carnaval una nueva propuesta del Ciclo Pop, una serie de conciertos gratuitos organizados por December Producciones que en esta ocasión ofrecía la posibilidad de ver a Coque Malla en un formato especial por íntimo y cercano. Incluso el horario fue diferente. A las ocho de la tarde, arancetanos y visitantes ocupaban con rapidez las 186 butacas disponibles, dejando con las ganas a varios seguidores y a los curiosos propios de todo evento gratuito. Con todo listo, el concierto no se hizo esperar. De riguroso negro a excepción de un característico chaleco gris, Coque Malla se hacía dueño de un también sobrio escenario, dispuesto a presentar su nuevo y personal álbum en un entorno ideal.

El lugar prometía ser más que propicio para ese cometido, pues Termonuclear, el que es ya el cuarto disco en solitario del antiguo líder de Los Ronaldos, se convertía desde su propia concepción en un valiente paso adelante en su carrera. Tras La hora de los gigantes, heterogéneo y completo disco de rock, Coque Malla decidía explorar un terreno mucho más personal, plagado de detalles propios de su vertiente más teatral y de sus incursiones en la poesía. A primera vista, lo más destacable de aquella tarde era sin duda la solitaria presencia del músico sobre las tablas. Y es que en aquella ocasión no solo no le acompañaba Mac Hernández al bajo, tampoco lo hacía Nico Nieto, del que se acordaría constantemente ya fuera de broma o gracias a la costumbre. El guitarrista argentino es desde hace años mucho más que un miembro de su banda, es su mano derecha tanto en giras como en grabaciones.

De esta forma, con el único apoyo que le ofrecía su guitarra, comenzaba a sonar Despierto, primer tema de su citado nuevo disco. Cómodo sobre el escenario, ante un público silencioso y sumido en la oscuridad, Coque Malla decidía continuar presentando sus nuevas canciones. Temas de la intensidad de La Carta o Termonuclear calaban con fuerza en un espacio escénico totalmente favorable para ellas. A cada minuto que pasaba quedaba un poco más claro que el madrileño ha sabido evolucionar con elegancia, encontrando un lugar propio en un estilo en el que combina garra y delicadeza, jugando con el contraste y especialmente con los silencios. Subidas y bajadas propias de canciones como la sentida Puede ser.

Un concierto corto que sobrepasaba a duras penas la hora de duración, pero en el que se creaba una atmósfera agradable e incluso participativa por parte del público, al que el artista pedía con éxito simular el imprescindible arreglo de trompeta de Déjate llevar. En adelante el repertorio daba un giro completo y el músico madrileño se lanzaba con canciones más antiguas como la exitosa No puedo vivir sin ti, Berlín, She's my baby e incluso una versión del Rosa's Motel de Las Ruedas, veterana banda a la que no dudó en reivindicar. Llegaba el momento de los bises, uno típico y esperado volviendo a Termonuclear e interpretando canciones como El barco y Lo intenta; y otro autoprovocado por el músico, que con buen humor y prueba de la comodidad allí reinante instaba al público a pedir más, saltándose lo establecido para aquella tarde-noche. Pasadas las nueve de la noche, Coque Malla desenchufaba la guitarra y cerraba su concierto con Una moneda entre un respetuoso y agradecido silencio. Pequeños lujos por los que sin duda vale la pena moverse.

Texto y fotografía de Bruno Corrales

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Una combinación explosiva

Nu Niles + Los Tiki Phantoms en El Sol (10.02.12)

Ni teloneros ni teloneados. Ni rastro de incoherencia o de mal gusto. Dos actores principales en plenitud de condiciones. El pasado viernes 10 de febrero, la sala El Sol acogía un cartel que si ya parecía acertado a priori, en la práctica resultaba realmente demoledor. Nu Niles y Los Tiki Phantoms, dos bandas tan dispares como compatibles, llegaban de la mano a la capital para hacer las delicias tanto de los puristas más conservadores como de los simples amantes de la música con dos conciertos equitativos en duración e intensidad. Los Tiki Phantoms, quizá el grupo español que más cerca está de ser un sinónimo total de fiesta, cedía acertadamente el primer lugar a unos barceloneses Nu Niles en plena forma tras la edición de su quinto álbum en 2011. Pasadas las diez y media de la noche, Blas Picón, Ivan Kovacevic y Mario Cobo saltaban al escenario con la difícil tarea de calentar un ambiente en principio frío ante un aforo que a esa hora era todavía escaso. No fue aquello gran traba para ellos, pues directos y contundentes atacaban un repertorio que arrancaba con trallazos de la talla de Shot, shot, shot o You didn't come to my funeral, tema con el que terminaron de despertar al respetable. Y la noche solo acababa de comenzar.

Mario Cobo (Nu Niles)
Con una base centrada en estilos como el rockabilly, el country y el rhythm & blues, una actitud irremediablemente punk y un bagaje de cuatro LP's en sus primeros diez años de vida, Nu Niles daban en 2009 el paso definitivo hacia el castellano adoptando además una mayor apertura de miras siempre en el sendero del rock. El pasado año se sacaban de la manga un concreto pero sobresaliente disco homónimo que ahora presentan, un disco que se convertía en su segundo trabajo totalmente en nuestro idioma y con el que no hacían más que superarse, hecho que demostraban inmediatamente con canciones como Para qué esperar o Bajo tu colchón. En esta noche madrileña compartida con Los Tiki Phantoms, Nu Niles decidían otorgar casi todo el protagonismo a sus dos últimos trabajos. Así, sonarían temas como Despierta, Tramposo y mentiroso, Cada día o Un solo botón, recuperando además para la ocasión clásicos de la banda como El crujir de tus rodillas o Who needs ya? con la que se despedían definitivamente. La banda de origen catalán puede presumir de ser un grupo convincente y creíble. Tatuajes, pose y rock and roll actitud de manual, pero un plano musical a la altura de las circunstancias, destacando en escena un Ivan Kovacevic imponente al contrabajo.

Cercana la media noche llegaba el turno de Los Tiki Phantoms. Llegaba el momento de las congas multitudinarias, de las colchonetas y de las bolas de playa. Era la hora de los malabarismos musicales con la firma inconfundible de una banda de enmascarados que en ocasiones parecen jugarse realmente el físico sobre el escenario. Su directo, totalmente estudiado, resulta más que efectivo. La fórmula se basa en un notable surf instrumental, siempre al servicio de un frenético espectáculo totalmente festivo que no ofrece tregua alguna. Un elección y un carácter que por definición puede llegar a ensombrecer la propia labor musical de la banda, y es que Los Tiki Phantoms quizá puedan parecer menos eruditos que otras formaciones patrias como Los Coronas o Imperial Surfers, pero de ningún modo pertenecen a una segunda división. A las canciones de Los Tiki Phantoms y el ejército de las calaveras y Los Tiki Phantoms regresan de la tumba se unían equilibradamante las de su último álbum, Mueven el esqueleto. Bala de plata, El hombre gamba o Tridente encajaban a la perfección en un homogéneo repertorio formado también por temas como Vulcan, Muertos y furiosos o Qué mujer! Como sorpresa de la noche, Mario Cobo volvía al escenario para unirse a la estrafalaria banda y lanzarse con una versión del Teenage kicks de los Undertones, poco antes de que Los Tiki Phantoms coronaran la noche con su celebrada versión de Take on me y cerraran hasta nueva orden con temas de su primer álbum como Mundaka o Guatiki. Díficil olvidar una noche así.



Texto de Bruno Corrales
Fotografía de Aitor García

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Soñar que eres Bo Diddley FOLC Records lanza "We want to be black", un tributo a los músicos negros

We want to be black. El título no puede dejarlo más claro. La decimosegunda referencia de FOLC Records marca el inicio de un cuidado tributo a los músicos de raza negra. Pioneros, decisivos y -según marca la filosofía del propio sello- superiores en géneros como el blues, el soul, el rock & roll o el rhythm & blues. Con este espíritu nace una nueva colección de EP's de versiones en vinilo de 45 rpm cuyo primer volumen ya está disponible. En él encontramos a cuatro bandas apasionadas del género rindiendo sincero homenaje a, en este caso: Chuck Berry, Etta James, Bo Diddley y Jessie Mae Hemphill. Nada menos. Respectivamente, abren la lata de la colección We want to be black los norteamericanos Chandler & The Chasers, las madrileñas The Clams, los británicos Lord Rochester y una de las bandas más sorprendentes de los últimos años, los ubetenses Guadalupe Plata. We want to be black Vol. 1 ya está disponible y puede adquirirse a través de la web oficial de FOLC Records.

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Bésame, soy gallego Agenda semanal 20/26 de febrero

El mes de febrero parece haber decidido terminar a lo grande. Durante los próximos siete días veremos pasar por los escenarios madrileños a verdaderos clásicos del rock español como Loquillo, Jaime Urrutia, Josele Santiago o Álex Díez, que estará en el Ocho y Medio de nuevo al frente de Cooper. Entre semana destaca sin duda la invasión viguesa que sufrirá Joy Eslava. Y es que este miércoles el Concello de Vigo toma la capital en una noche que contará con los conciertos de músicos de la tierra como Iván Ferreiro, Nicolás Pastoriza, Pablo Novoa o Silvia Superstar y Los Fabulosos. Por otro lado, resulta imposible no mencionar conciertos como el de Smile en el Centro Cultural Conde Duque, el de Blueperro en El Intruso o las nuevas oportunidades de ver a Iñigo Coppel en Libertad 8 y a Alfa en el íntimo Café Fígaro. En cuanto a las músicas negras, tendremos las ya habituales jam sessions dirigidas por músicos como Tonky de la Peña, Pax o Juan Bourbon, Juan Scotch & Juan Beer. Además, el festival Madrid es negro llega a su cuarta y definitiva semana con un fin de fiesta en El Sol protagonizado por Madrid Funk All Stars, super banda formada por miembros de The Sweet Vandals, Speak Low, Watch Out o Celofunk.

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Capsula: "Si pasa alguna semana sin girar, nos sentimos extraños físicamente"

El rock estará a salvo mientras bandas como Capsula sigan en pie. El grupo formado por los argentinos Martín Guevara y Coni Duchess junto al batería vasco Ignacio Villarejo publicaba el pasado año In the land of silver souls, su sexto disco de estudio en quince años de carrera. Un nuevo ejercicio de rock clásico y psicodelia que alcanza su máxima expresión con unos directos incendiarios. De gira constante por cualquier rincón del planeta, la banda vuelve de nuevo a nuestro país tras pasar por Estados Unidos o Colombia, y lo hace con numerosas fechas ya confirmadas hasta bien entrado el mes de junio. Además, y como prueba fehaciente de su tremenda inquietud, los hispanoargentinos han anunciado que preparan ya una continuación discográfica que estará nuevamente producida por John Agnello en Nueva York. Este mismo sábado estarán junto a Lüger y a los holandeses Machinefabriek en Joy Eslava dentro de la programación del Enjoy After ARCO, festival de música paralelo a la famosa feria de arte contemporáneo. Esto es lo que nos contaron.


Dos argentinos y un español desde Bilbao que, sin miedo a exagerar, están haciendo rock and roll para todo el planeta. ¿Recordáis qué es lo que despertó en vosotros el convencimiento de dedicaros a esto? 
Más que convencimiento fue deseo y riesgo. La música es nuestro eje vital.

Habéis girado ya varias veces por Estados Unidos. ¿Estáis satisfechos? ¿Cuáles consideráis que son las principales diferencias entre el público español y el americano? ¿sigue siendo, como parece, otro mundo para el músico?
Nos vamos abriendo camino en Estados Unidos pero la entrada fue impactante. Hablaron de nosotros grandes medios sin tener nosotros aún el disco editado en Estados Unidos. Fue algo inusual y fuera de los dictámenes de la industria. Nos sorprendió y nos dio una lección también. Estamos muy agradecidos. Puede parecer otro mundo pero para nosotros es la tierra de Keruac, Miles Davis, la cultura underground, el blues, el nacimiento del rock, la Velvet, Gene Krupa, Jimi Hendrix y un eternísisimo etc. Tocamos para un público parecido en gustos allá a donde vamos. Venimos de los mismos discos y vamos a favor de los mismos cambios. 

El próximo 18 de febrero, con motivo de la celebración de ARCO, estaréis tocando en Joy Eslava junto a Lüger, banda con la que ya habéis compartido cartel en otras ocasiones. ¿Os interesa el arte contemporáneo? ¿Pueden el rock y el arte de este tipo congeniar?
Amamos a la Velvet precursora en unir universos. La relación entre el rock y el arte es una conexión fuerte. Desde las portadas de discos, forma de escritura hasta aplicar ideas para las mezclas. Entre otras conexiones cuando vivíamos en Buenos Aires Coni trabajaba como ayudante de artistas que suelen exponer en Arco. De día entre fotógrafos y curadores, y por la noche en conciertos del underground porteño. El concierto en Joy Eslava va a ser una buena muestra de esta unión. Los dos grupos tenemos búsquedas fuera de lo establecido. 

Anunciáis desde vuestra web oficial que en marzo estaréis en Nueva York grabando de nuevo junto a John Agnello lo que suponemos que se convertirá en la continuación de In the land of silver souls, vuestro séptimo disco si no contamos la colaboración con Ivan Julian. ¿Cómo es trabajar con Agnello? ¿Pensáis que es el más apropiado para haceros crecer musicalmente?
Vamos a estar una semana grabando en Hoboken un proyecto que nos llena de excitación. Los que nos siguen de cerca se imaginarán por donde va. Con Agnello hay muy buena relación, le gusta experimentar, compartimos el riesgo. A pesar de tener un background espectacular, John sigue apostando por lo creativo. Es un mago del sonido. Ha trabajado con grandes muy grandes y en ese estudio se han grabado discos de Yo La Tengo o Sonic Youth. Es el barrio de Ira Kaplan. Pondremos el volumen bien alto para que se acerque. 

Vuestros directos son incendiarios. "Pura lisergia", según hemos leído que vosotros mismos llegabais a asegurar. ¿Cuánto hay de experimentación e improvisación en un concierto de Capsula?
Sí, hay bastante. En Rising Mountains hicimos una canción Original Is Dead que habla sobre una persona pero la idea se basa en un libro de los 90 que hablaba sobre algo nuevo en la historia de la imagen, cuando el original digital y su copia son idénticas. Los directos es nuestra forma de romper esa regla. No hay directo igual. 

Acabáis de estar en Colombia justo antes de afrontar numerosas fechas españolas durante los próximos meses. No parecéis conocer fronteras. ¿Es el rock o el idioma lo que os hace universales?
Estuvimos la semana pasada en Bogotá y nos trataron genial. Los fans eran espectaculares. No queremos caer en los tópicos del rock no tiene fronteras, ni parecer predicadores del rock. El punto justamente es que no haya predicadores. Pero la pasión y la necesidad de compartir con otras personas es instintivo. Por eso preocupa cuando la palabra compartir va asociada a delito. En el festival entre varios grupos estaban 'We are Scientists' de NY que por cierto hablan muy bien castellano. En el hotel hablando nos dimos cuenta que usamos los mismos instrumentos, trío con bajo grabber que es un modelo que no se ve mucho y guitarra telecaster. Qué sonido usas, qué pedal, así podemos estar horas. Al día siguiente del festival nosotros teníamos otro concierto en el Centro Colombo Americano y subieron a hacer Mejor No Hablar de Ciertas Cosas, un tema de un grupo Sudamericano con sonido post punk de los 80. El público se volvió loco. Hubo contagio. 

¿Qué opinión tenéis del rock cantado en español? ¿Pensáis que ha conseguido con el paso de los años una personalidad y un discurso propio, tanto en España como en Argentina?
En Argentina el rock es en un 99,9 % en castellano. Quizás por la influencia sólida del tango y el folklore, y porque está ubicada al fondo del cono sur, rodeado de países que hablan español llegando hasta México (exceptuando Brasil). España está muy cerca de Inglaterra. Los Beatles por ejemplo estuvieron en España. Eso es increíble. Nosotros hacemos canciones en los dos idiomas, los primeros discos eran en castellano, y las que hacemos en inglés es porque también nos gustan los grupos en inglés. No hay más misterio. Entre el público de rock no pasa, pero cada tanto alguien te dice inglés el idioma del imperialismo. Para nosotros es el de Burroughs. Y el castellano también fue el idioma de los dictadores patrios. No pasa por el idioma sino por las ideas. 


Vuestro estilo y actitud, vuestra forma de trabajar y afrontar discos y giras... Parecéis de otro tiempo. ¿Os consideráis unos románticos? ¿Hay esperanza para el rock entendido como antaño?
Girar, grabar, sí, lo vemos natural. Sí bien es cierto que hay muchos grupos que parecieran tener más peso en lo virtual que en lo real, internet aún no logra captar exactamente lo que sucede en los conciertos, el 'i like' no alcanza y los videos desde un teléfono... se quedan diminutos. 

Queda en evidencia vuestro amor por la música con propuestas como la que habéis venido realizando, en la que interpretabais íntegramente The Rise and Fall of Ziggy Stardust and Spiders from Mars. ¿Cómo surgió esta idea en concreto? ¿Os planteáis repetir experiencia escogiendo otros discos o artistas o es algo puntual?
Con Bowie es algo puntual. Si bien el nombre del grupo proviene de canciones de Bowie, la idea surgió a partir de un ciclo de grupos vascos interpretando a Bowie, Dylan, Velvet...Nosotros quisimos hacer el disco The Rise and Fall entero… y en su mismo orden, como ya lo hicieron Flaming Lips (Dark Side Of The Moon), Pussy Galore (Exile on Main Street) y Sonic Youth (White Album). Estuvimos semanas escuchando sólo a Bowie haciendo Ziggy en estudio, Ziggy en directo, Ziggy en directo... 

¿Cuáles son as ventajas de ser un trío, musicalmente hablando? ¿aumenta la dificultad?
Es cierto que cuando piensas en trío te imaginas el sonido limitado: la guitarra sonando así, el bajo, la batería... En nuestro caso, partimos de esa base con canciones como Hit N Miss o Voices Underground, pero vamos a más, que la guitarra sea lava volcánica. No sonar a tópico, pero a la vez abrazar a los clásicos. 

En vuestra anterior gira española compartisteis cartel con Sex Museum. La química fue evidente, desprendiendo una admiración mutua. ¿Cómo fue aquella experiencia y con qué otras bandas pensáis que podrías lograr un nivel de entendimiento similar?
Hay admiración mutua, muchas cosas en común y cariño. Sex Museum son una de las grandes bandas actuales, que llevando tantos años y carretera mantienen coherencia y humildad. Se merecen lo mejor. 

Este ritmo de grabaciones y giras, ¿es para vosotros la forma ideal de trabajar en el mundo de la música o hay un paso más que aún pretendéis dar?
Es el ritmo que llevamos, si pasa alguna semana sin girar, nos sentimos extraños físicamente.

Texto de Bruno Corrales
También publicada en la La Huella Digital

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De traumas y semicorcheas

Señor Mostaza en Clamores (09.02.12)

Pocos minutos antes de las diez nadie hubiera podido asegurar que la sala Clamores fuera a vivir una de sus grandes noches, y es que entonces la tranquilidad reinaba entre unos todavía escasos espectadores. Por suerte, aquello y muchas otras cosas de aquel jueves 9 de febrero iban a terminar siendo de otra manera. El público no iba a fallar a Señor Mostaza, quienes parecen tener controlado este tipo de aforo. La banda valenciana, liderada por un Luis Prado siempre pletórico tanto a las teclas como en su papel de frontman, regresaba a la capital en lo que podemos considerar la segunda parte de la gira de presentación de su tercer disco, Podemos sonreír, publicado a finales de 2010 nuevamente de la mano de Hall of Fame Records, su sello de confianza. Señor Mostaza es una banda que camina lentamente pero con paso firme. Sus músicos son normalmente requeridos por formaciones más exitosas del rock español, pero cuando vuelven a reunirse todo encaja de una manera especial. Quizá sea mejor así. Con una pasmosa facilidad, volvían a demostrar que son un grupo que llega al diez en las distancias cortas, favorecidos además aquella noche por el gran sonido de uno de los escenarios más emblemáticos de Madrid.

El concierto comenzaba sin más retraso y a un gran nivel. Mañana hay concierto era la elegida para abrir un show protagonizado obviamente por las nuevas canciones, pero en el que no faltarían temas antiguos, caso de Regresos inesperados, La sonrisa de las chicas con aparato e incluso versiones ya clásicas en su repertorio en directo como el Video killed the radio star de The Buggles. Aunque no parecía ya necesario -y eso quizá sea algo demasiado fácil de decir hablando solamente de la segunda canción de la noche- ahí estaba la siempre contundente Ahora comprendo bien para terminar de calentar motores y poner a tono el ambiente. Un ambiente caracterizado por la conexión especial entre banda y público que volvía a surgir gracias a la peculiar personalidad de Luis Prado, siempre propenso a caer con naturalidad en el monólogo con unas geniales introducciones a través de las cuáles pudimos aprender a diferenciar lo que es un acorde yanqui o a temer (aún más) a los peluqueros. Bajo el traje de un impecable pop de vieja escuela, Señor Mostaza es una banda que no solo reproduce a la perfección sus ya de por sí convincentes composiciones -demostrando que no hay ni trampa ni cartón-, sino que sin duda logran mejorar la experiencia en directo, dando incluso lugar al lucimiento de cada miembro de la banda en solos e improvisaciones.

Desde el punto de vista del público, existen dos posibilidades. Puedes no conocer a Señor Mostaza, verles en directo y dejarte sorprender. Escuchar como Luis Prado le canta a tus mini-traumas en Ser Vulnerable y Mundo interior mientras Alejandro “Boli” Climent, Paco Tamarit y Eduardo Olmedo se resisten a ser etiquetados entregándose al funk en canciones como Frecuéntame. Puede que sea así o puede que ya les conozcas bien. En todo caso, el resultado suele ser el mismo. Bajo una apariencia de normalidad e incluso de cierta timidez, alejados de cualquier pose y presuntuosidad, la sorpresa está asegurada.

Cercanos a la medianoche y a la despedida, un bis que comenzaba con Momento Garci y terminaba con Necesito mejorar nos hacía tener visiones. Sobre el escenario, un Paco Tamarit literalmente por los suelos tocaba la guitarra  con la ayuda de un tercio de cerveza y Luis Prado demostraba que puede domar el piano sentado y de espaldas. Asumimos que seguir disfrutando de una de las bandas más originales del panorama nacional se ha convertido en un plan difícil de superar. Ante todo, en una experiencia que resulta imposible no recomendar.

Texto de Bruno Corrales
Fotografía de Pablo Cantó

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La hora de "La Caja de los Truenos"

A comienzos del mes de febrero, Los Deltonos anunciaban para luego incluso ampliar hasta doce los conciertos de presentación de su nuevo disco, predominando las fechas por la zona norte del país y solo exceptuando por el momento dos visitas a la Comunidad Valenciana y nuevas paradas en Madrid, Murcia y Soria. La caja de los truenos, séptimo disco de estudio de la banda cántabra, aparecía a mediados del pasado mes de diciembre en un año 2011 visto para sentencia y plagado de resúmenes, análisis y buenas intenciones. Solo unos días después, la formación liderada por Hendrik Röver estaba actuando en Madrid, Cádiz y Salamanca, aunque lo cierto es que aquellos conciertos no fueron tanto una puesta de largo como una coincidencia de fechas.  Es ahora, casi tres meses después de la edición de un disco que sirve de perfecta continuación a los excelentes GT y Los Buenos Tiempos cuando la maquinaria de Los Deltonos entra en funcionamiento para defender en directo sus nuevas canciones.  

Así, los de Muriedas estarán próximamente en La Coruña, Vigo, Santander, Barcelona, Soria, Castellón, Madrid, Murcia, Ferrol, Vitoria, Zaragoza y Valencia. Entre estas fechas destaca sin duda el concierto de Castellón, donde formarán parte del cartel del Sixties Rock Weekend junto a bandas como The Right Ons, The Moons, The Men, Thee Attacks o Midnight Shots. Y no deja de sorprender su concierto en Gruta '77, reconocido templo del rock madrileño pero de considerable menor aforo si lo comparamos con lugares como El Sol o Caracol, donde en estos últimos años Los Deltonos han logrado una buena entrada. Estas son doce fechas anunciadas hasta el momento:

Próximas fechas de Los Deltonos
02 de marzo - Mardi Gras - La Coruña
03 de marzo - Mondo Club - Vigo (+ The Soul Jacket)
16 de marzo - Black Bird - Santander
23 de marzo - Rocksound - Barcelona
24 de marzo - Boulevard - Soria
19 de abril - Auditorio y Palacio de Congresos - Castellón (Sixties Rock Weekend)
26 de abril - Gruta '77 - Madrid
27 de abril - 12 y Medio - Murcia
05 de mayo - Super 8 - Ferrol
12 de mayo - Helldorado - Vitoria
18 de mayo - La Casa del Loco - Zaragoza
19 de mayo - Wah Wah - Valencia
Texto de Bruno Corrales

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Última Experiencia: "Nos hemos dejado toda nuestra inspiración y saber hacer"

Cercanos, honestos y tremendamente decididos a luchar por un hueco en el panorama nacional, no solo convencidos de tener algo especial sino ansiosos por demostrarlo. Última Experiencia culminan una etapa clave en su breve pero incansable carrera con la grabación de un primer disco, La casa de la bruja, que reúne lo mejor de una banda que comenzaba versionando a los clásicos del rock de los '60 y '70 y que ya desde hace unos años venía dejando claro que tiene mucho que decir por su cuenta. Sobrados de contundencia y solvencia sobre el escenario, al power trío formado por Miguel Ángel Ariza (guitarra y voz), José Alberto Solis (bajo) y Carlos Lahoz (batería) se embarca en una larga gira de presentación por todo el territorio nacional con parada clave en El Sol, donde el próximo jueves 16 de febrero presentará oficialmente su prometedor primer álbum. Rock Sumergido tenía la oportunidad de compartir un rato de charla con los dos primeros poco antes de la salida de La casa de la bruja. Esto es lo que nos contaban.


¿Recordáis el momento en el que empezastéis a tocar juntos?
Miguel Ángel: Yo me acuerdo perfectamente del primer día que toqué con éste. Recuerdo que fue en el garaje de su chalet, en Guadalajara. Debía tener yo entre 20 y 25 días, no tenía más (risas). No... porque fue hace un cojón de años...
José Alberto: Sí, hablamos de... ¿hace quince años? Tú tendrías catorce y yo diecisiete, algo así.
M. A.: De esto te hablamos sin tener banda de por medio ni nada, tocando de colegas. Luego también me acuerdo perfectamente del primer día que tocamos como The Last Experience, que luego desembocó en Última Experiencia. Eso ya fue cuando yo debía de tener 19 años o algo así, mucho tiempo después.

Comenzastéis entonces como banda de versiones.
M. A.: Empezamos como The Last Experience versionando a los Who, a Hendrix...
J. A.: A Cream, a los Rolling...
M. A.: Y luego, cuando empezamos a meter temas ya propios, decidimos castellanizar la cosa y llamarlo Última Experiencia.

¿Consideráis necesario el haber tenido esa banda de versiones con la que aprender antes de poder llegar a aportar algo vuestro?
M. A.: Necesario no, pero para foguearte está genial. Empiezas a coger tablas sobre las tablas, con canciones que todo el mundo conoce. Con lo cual no tienes que llamar a la gente para decirles: “oye, mira mi música, qué cojunda que es”, sino que les vas a dar música que ellos conocen, temas super famosos de rock. Y luego eso ya te foguea, pillas tablas y te viene que te cagas a la hora de afrontar tu propio repertorio.

Ya en cuanto a vuestro disco, La casa de la bruja. ¿Cómo ha sido trabajar con Juan de Dios? ¿Os ha servido su punto de vista para mejorar?
J. A.: Joder, ¿su punto de vista? Yo creo que ha sido el cuarto Última Experiencia total. Creo que hemos encajado perfectamente los tres con él y realmente nos ha llevado a dónde él quería pero dándonos una libertad absoluta. Yo creo que más que su punto de vista es su manera de trabajar, ha encajado perfectamente con lo que estábamos buscando.
M. A.: Lo que dice éste. Realmente nos ha encauzado a su vera pero dándonos una libertad total. Cuando decía algo era porque realmente pensaba y nos hacía ver que era necesario. No ha sido el típico productor pesado de intentar cambiar muchas cosas. Entonces, cuando hablaba se le hacía mucho más caso porque evidentemente era algo importante y era algo que él veía que aportaba a la canción para bien.

Aunque la grabación haya sido por partes, ¿tuvistéis claro cuáles eran las canciones que iban a formar vuestro primer disco?
M. A.: Hicimos unas preselección de 17 temas, algo así, ya descartando en esa preselección algunos que nos dolió bastante dejar de lado pero que no veíamos que era el momento de grabarlos. Luego eso se fue limando hasta las once o doce finales. Ha sido costoso, se ha dejado mucho material bueno fuera, pero consideramos que lo que hay ahí es lo mejor de lo mejor. Ha sido duro pero ha sido productivo.

Comenzáis ahora la gira con muchas fechas. La cosa parece que va muy en serio.
J. A.: No se ha acabado la del EP y la enlazamos con la del disco, sí.

La intención ahora es tocar incluso más, ¿no?
J. A.: La intención es subir en el escalón de tipo de sala y llegar a más gente. Nuestra previsión es coger salas más importantes, salas que antes no iban a entrar en la gira y que ahora creemos que sí deberían. Ir a por todas, a ver si somos capaces de llenarlas y de conquistar a todo el mundo, claro.

Desde hace varios años destaca el esfuerzo que hacéis en la realización de videoclips, así como en la presentación de este nuevo disco. Quizá parezca una tontería, pero el hecho de incluir un libreto completo con las letras y toda la información empieza a no ser tan frecuente. ¿Pensáis que se está perdiendo ese cariño por el disco?
M. A.: Lo enfocamos desde el punto de vista desde el cual a los primeros a los que teníamos que convencer era a nosotros mismos. Entonces, hicimos algo que dentro de diez años, cuando seamos barrenderos, podamos coger y decir: “hostia, yo una vez hice esto, que era muy bonito”.
J. A.: (risas) Titular.
M. A.: Claro... Teníamos que hacer algo que fuese digno. Es un disco en el que nos hemos dejado toda nuestra inspiración y saber hacer, nuestros diez años de carretera... Entonces, que sea algo digno, vamos a presentarlo bien. 
J. A.: ¿Pero te ha gustado?

Sí, claro. Y me refiero también a la forma que la gente tiene de escuchar música en la actualidad. Quizá se esté perdiendo la costumbre de escuchar discos completos, y al descargarlos las portadas corren el riesgo de quedar en el olvido. Puede que el hecho de que vosotros lo hagáis de esta forma tenga que ver también con vuestras propias referencias musicales.
M. A.: Aunque la tirada que hagamos sea pequeña, al menos que la gente que se compre ese disco dentro de un tiempo lo abra y tenga una letra que leerse o pueda ver una foto de cómo éramos cuando lo grabamos.
J. A.: Que lo disfrute como lo has disfrutado tú, con ese mimo y ese cariño con el que le has cogido (risas).
M. A.: Como cuando Jose abría el Blood Sugar Sex Magik y veía esos tatuajes.
J. A.: Ahí, ahí. Que tengo que decir que tengo tres Blood Sugar Sex Magik. Se me rallaban y me compraba otro y otro... Es que le cogí mucho cariño (risas). A las fotos también.


Si no me equivoco tú compones las letras, Miguel Ángel. En ellas alternas historias ajenas con otras no sé si personales pero en las que usas la primera persona. ¿Al escribir sueles crear un personaje para alejarte de la historia o te sueles implicar?
M. A.: Me vacío bastante en las letras. No me considero un buen escritor de canciones, pero por lo menos intento que sean de verdad. Lo que pasa que muchas veces es más fácil acercarte a la realidad inventándote un tercer personaje y dotándole un poco de tus manías y demás. No hablas de ti pero hablas de uno que se llama Antonio que eres tú. Es más fácil de esa manera, a veces incluso para ti mismo, que escribir sobre cosas que son muy personales.

¿Cómo trabajáis las canciones? ¿En qué orden componéis la música y la letra?
M. A.: En mi caso siempre va primero la música. De hecho te puede hablar Jose de las grabaciones que le mando a veces de guachi, guachi (risas).
J. A.: Las echo de menos luego.
M. A.: Intento trabajar la melodía lo primero porque creo que es lo más importante en una canción, y no puedo hablar de nada en concreto trabajando la melodía. Intento que sea un instrumento más, me invento un guachi guachi y ya sobre él me curro una letra. 
J. A.: Hombre, a veces viene con la idea de qué va a hablar esa canción, lo que a él le transmite. Y una frase y un estribillo.

El caso es que suele ser un resultado muy cercano. Todos recordamos el tema John Wayne, de Los Enemigos, que supone una crítica ante los grupos españoles que hablan de realidades muy alejadas de nuestro contexto habitual. Vosotros no os vais tan lejos, hay múltiples referencias a Madrid y a temas cotidianos. ¿Es algo premeditado o sale de forma natural?
M. A.: Sí, realmente no es premeditado. Supongo que la gente agradece que hables de cosas que le puedan pasar al vecino. Todos hemos tenidos amores, desamores, hemos tenido buenos y malos días, cabreos, etapas de mala suerte... Supongo que le pasa a todo el mundo. No hablamos de “oh, Díos mío, soy un freak y me encantan las figuritas de porcelana de gatitos negros”. Es algo muy general, yo supongo que a la gente le llama la atención ese tipo de cosas también. Por lo menos crea cercanía.

Estábamos acostumbrados al orden de las cuatro canciones de vuestro segundo EP, Tres, unas canciones también incluídas en La casa de la bruja. Integradas ya junto a las otras ocho que componen el disco, ¿le habéis dado mucha importanca al orden?
J. A.: Se ha enfocado de varias maneras, sí. Con ayuda de Juande.
M. A.: Lo intentamos hacer pensando en la vieja escuela, pensándolo en cara A y en cara B para que fuese un poco equilibrado. Que no fuese para abajo muy descaradamente ni para arriba, sino que fuese un poco las dos cosas. Y al final el orden lo compramos todos cuando lo vimos, hicimos un único cambio en cuanto a lo que planteo Juande, ¿no? Yo creo que ha quedado muy bien, que ha quedado equilibrado.
J. A.: Sobre todo cuando lo escucho del tirón no se me hace pesado. No te puedo hablar por los demás, pero llegas al final y o no te has dado cuenta o vuelves a empezar otra vez.
M. A.: Queríamos que hubiese un reclamo musical hasta el final. No poner siete singles seguidos y luego cuatro canciones que no sean tan directas... Queríamos acabar con un tema que a la gente le gusta mucho como es La rueda gira, y la anterior es uno de los temas yo creo más potente de los directos, La Sensación.... No sé, creo que hay reclamos hasta el final.

Cuando pasastéis de ser una banda de versiones a convertiros en Última Experiencia, ya con temas propios, ¿tuvistéis clara la apuesta por el castellano? Quizá por vuestro estilo, tan clásico, hubiera encajado bien también el inglés.
M. A.: Yo ahí si que lo tuve claro porque siempre he pensado que la música trata de emocionar a la gente. El arte trata de eso, de jugar con emociones. Y se crea cercanía hablando a la gente en un idioma que entiende. Siempre lo digo: primero conquistemos a la gente de nuestro alrededor, luego al barrio, luego la ciudad... Pero eso se hace hablando a la gente en un idioma que entiende perfectamente, y es el castellano.
J. A.: Y cuando te pillas un dedo no dices: “¡Fuck!”, dices: “¡Jodeer!” (risas).

Recogéis la influencia de bandas clásicas anglosajonas de los '60 y '70 pero, ¿y en cuanto al rock español? ¿reconocéis algún referente por canciones o trayectoria?
J. A.: Sí, Los Salvajes, Los Brincos, Los Bravos...
M. A.: Somos super fanáticos. El pop que se hace en España en los '60 es de unos quilates increíbles. A mí hay bandas españolas que me han puesto los pelos de punta toda la vida, no solo de los '60, y además creo que hemos mamado bastante de ellas. Como dice Jose: Los Brincos, Los Ángeles, Cánovas, Adolfo y Guzmán o luego posteriormente Radio Futura son bandas que nos flipan. En España se han hecho muy buena música, en castellano además.

Sois una banda aparentemente muy equilibrida. ¿Existe un entendimiento especial entre los tres?
M. A.: Bueno, con Carlos, que es el que falta, es imposible tener un problema porque tiene una personalidad tal que es imposible tener un mal rollo con él. Es muy buen chaval. Y con este melón, pues ya te digo, nos conocemos desde hace tantísimos años ya que nos lo perdonamos todo. Entonces, así nos va. Cualquier día salimos en la página de Sucesos, en vez de en la de Cultura (risas).

Compagináis vuestro trabajo en Última Experiencia con los Insolventes, la banda de acompañamiento de el Gran Wyoming. ¿Cómo afrontáis esos conciertos?
J. A.: Wyoming nos vio en Honky Tonk, y a partir de ahí se puso a hablar con Miguel: “A mí me gusta este rollo y tal”. Empezó a alardear de que él se cantaba esta y la otra. Y Miguel le dijo: “no hay bemoles a subirse”.
M. A.: Es que decía que se sabía Like a Rolling Stone entera, que la letra es como un libro. Si lo editase Barco de Vapor tendría 145 páginas. Es espectacular, tiene millones de estrofas y el cabrón se las sabía de pe a pa, macho, de memoria. Lo demostró, efectivamente.
J. A.: Y a partir de ahí le subes a un escenario a el Gran Wyoming y no hay quien le baje, ya es imposible. Dijimos, o montamos aquí un grupo o nos quitas todo el espectáculo. Todo bien, todo guay. Y van tres años y medio.

Entiendo que conciertos así se afrontan de otra forma, una vertiente más divertida.
M. A.: Más festivo-erótico, sí. Pero realmente somos una banda que... Yo creo que tocamos más que nadie. Tenemos mínimo dos o tres fechas al mes con Wyoming y no paramos de movernos y de llenar salas por toda España. Nosotros, como músicos, tan contentos.
J. A.: A nosotros nos viene de puta madre. Imagínate las tablas que se cogen de tocar y tocar.

Ha sido para vosotros importante el sentiros como en casa en salas como Honky Tonk. ¿Cómo valoráis la salud de la músico en vivo en Madrid? Ya sea por cantidad y calidad de salas, trato a los músicos...
J.: Es que pueden ser dos visiones muy diferentes, porque yo voy todos los días a conciertos y a lo mejor Miguel no. Porque yo vivo en el centro y tal... Pero la salud... No está muy bien. No hay demasiadas salas, qué quieres que te diga. Yo voy a muchos conciertos pero se ve a muy poquita gente. En general en España está muy mal para poderte dedicar a ello, para sacar salas, para llenarlas, para poner un precio... Te exigen mucho.

¿Se menosprecia cada vez más al músico?
J. A.: Se menosprecia todo. Si no tiene valor la música, si la gente joven no valora un disco, ¿qué valor tiene el que lo hace? Eso ahora mismo está así.
M. A.: Se ha depreciado completamente la figura del músico. Nosotros conocemos a Wyoming y a mucha gente que ha triunfado en la música en los '80 o en los '90, y ellos te hablan de que no hace mucho había salas como Siroco que te pagaban un fijo de 500€. Honky Tonk hace 20 años pagaba a lo mejor 60.000 pelas de fijo a los grupos y ahora tienes que tú alquilarte la sala, tienes que pagar. La entrada te la repartes con la sala y las copas no son para ti, son para sala. Ahora mismo...

No hay riesgo, ¿no?
M. A.: No, el riesgo de las salas es nulo, y no ayuda nada el hecho de que necesites una licencia para tener conciertos, los decibelios, no sé qué. Además, está como perseguido. Parece que es un cáncer el que haya música en directo en un bar. Institucionalmente están perseguidos. Y sobre todo las salas han visto que hay un excedente de grupos a día de hoy brutal. Hay miles de grupos y se aprovechan de ello. Lo difícil es, de entre los miles de grupos, destacar alguno y decir: “este sí que vale”. Ése es el quid de la cuestión.
J. A.: Antes era como un aliciente. Ibas y había una cola en tal sitio porque había un espectáculo todas las noches. Ahora es al revés: “¿cuándo acaba el espectáculo? que quiero entrar a la discoteca”. Pero quita la música de una discoteca, a ver si entran. O de cualquier parte, quita el rock and roll de Honky Tonk. La música claro que tiene su valor y el bar por supuesto que se aprovecha de ella. Es otra manera que tienen de verlo, y todas las circunstancias, internet y todo lo que ha pasado tiene su cara bonita y su cara fea.

Volviendo a vuestro disco, ¿qué habéis tratado de transmitir con la portada?
M. A.La casa de la bruja habla de algo que por fuera tiene muy buena pinta pero que, si te fijas bien está un poco podridillo. Lo que intentamos hacer en la portada era algo que visto de primeras pareciera incluso atractivo pero que al fijarte mejor llegues a decir: “hostia, aquí este gusano, este tornillo... Esto no me lo como”.
J. A.: Es un poco la casa de Hansel y Gretel, que es preciosa y una puñetera trampa por dentro. Esa es la idea.

¿Lo de ser un trío es algo que ha venido dado por las circunstancias o siempre ha sido una preferencia?
M. A.: Lo del trío fue porque, cuando empezamos a tocar juntos, las bandas que escuchábamos eran Hendrix, los Cream, los Taste de Rory Gallagher, que eran un trío. Era todo ese rollo guitarrista-bajo-cantante que nos encantaba. Y no necesitábamos más para hacer nuestra música. De ahí que seamos tres de siempre. Fuimos durante algunos años cuatro, pillamos un cantante, pero al final la cosa se quedó en trío, que es la formación para la que hemos nacido. Además, así repartimos las ganancias entre tres y no entre trece, que nos estamos forrando.
J. A.: Yo tengo que decir que para ser trío el guitarrista tiene un peso de la hostia. Cuando escuchas aquí al colega rellena mucho. Hay tríos y tríos, y este tipo de guitarra que toca Miguel es muy sucia, rellena y tal. Y por eso puede ser un trío. Yo he llegado a escuchar cosas de: “hostia, pero si pensaba que iban a salir cinco personas”.
M. A.: Armamos bulla, armamos bulla.

Texto de Bruno Corrales
Fotografía: Oscar Carriquí

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Canciones de amor y otras lindezas Patacho y su Coctelera Sónica vuelven por San Valentín

El pasado 3 de enero, Patacho estrenaba su nuevo proyecto en la sala Siroco. En La Coctelera Sónica, el guitarrista de los veteranos Glutamato Yé-Yé se erigía como barman musical, convirtiéndose en perfecto anfitrión de unas peculiares veladas por las que ya han pasado músicos como Germán Coppini, Andy Chango, Olivia de Happyland o Luis Auserón. La zona lounge de Siroco acoge desde entonces y cada dos martes estos curiosos conciertos acústicos totalmente propensos a las combinaciones más inesperadas, que en su próxima edición el destino ha querido que coincidieran con el odiado e incluso temido por muchos San Valentín. Pero al enemigo es preferible enfrentarlo, y puede consolar el hecho de que La Coctelera Sónica ha vuelto a tirar la casa por la ventana anunciando la presencia de, por orden alfabético: Artemio Pérez, Carlos Rodríguez, Fernando Martín, Garganta Profunda, Germán Coppini, Iñigo Coppel, J. Teixi, Juan Famélico, Juanita Calamidad, Pablo Galiano, Rubén Pozo, Rubia y Vanexxa. De tal variado plantel de músicos se esperan parejas, tríos, versiones, canciones de amor y posiblemente todo lo contrario. 

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Rubia: "Soy optimista, soy así de inconsciente"

Estamos frente al Jazzville Café, un cómodo refugio del buen gusto cercano a Conde de Casal. El bar hace las veces de punto encuentro con Sara Iñiguez, rockera bilbaína que hace ya casi una década se ponía al frente de Rubia, su proyecto más personal. Tras debutar en el año 2004 con un disco producido por el argentino Alejo Stivel, Rubia regresa ahora con un disco mucho más maduro y atrevido. 2036 es el resultado de años de trabajo y numerosos cambios a todos los niveles. Sobre él charlamos con su autora. Una buena oportunidad por lo tanto para conocer las sensaciones que dejaba tanto la grabación como el posterior trabajo para sacar el disco adelante. Hablamos también de sus otros proyectos e incluso de la vida en sí misma. Sara Iñiguez demuestra ser una artista capaz de ver más allá de lo establecido, convirtiéndose en todo un placer el poder conocer de primera mano los detalles acerca de un disco con grandes momentos como Es por tu bien, No me quiero despertar o Flores y gallinas. Esto es lo que nos contó.


Comenzando por el principio del principio. ¿Recuerdas cuáles fueron las bandas que despertaron en ti primero la pasión por la música y después la necesidad de crear tus propias canciones?
Bueno, desde que soy muy pequeña me gusta mucho escuchar música. De mi padre heredé algún disco de Simon & Garfunkel o de The Mamas & the Papas. Música de California. Bueno, Simon & Garfunkel son de Nueva York, pero era un poco toda esa onda hippie de los '60. A partir de ahí empecé a tirar del hilo con mi hermana y empezamos a comprar todos los discos que tenían portada sixties. Con una de las bandas con las que he empezado y con los que todavía sigo a tope son The Byrds. Con 20 años ya tenía un monton de discos de los Byrds. Esas son las bandas que me hicieron querer tocar. Todas las bandas como de finales de los '60, un poco más hippies, que hablaban de la libertad. Todo eso es lo que yo quería hacer, rock and roll clásico.

Desde muy joven ya formaste parte de varias bandas.
Bueno, no tan joven. Yo cuando empecé a cantar a un nivel ya un poco en serio tenía 23. Sí era joven, pero no como gente que tiene 15 o 16 y empieza. Yo me di cuenta relativamente tarde, pero una vez que empecé ya no pude parar. Me di cuenta de que eso era lo mío y de que había que tirar por ahí.

Tu paso a Madrid no fue tanto con el primer disco de Rubia como con este segundo.
El paso a Madrid, más o menos por el 2007, supone que todo lo que hagas tenga más repercusión. De repente te encuentras con mucha más gente. Hay muchos más medios de comunicación, más gente interesada en los conciertos y en qué es lo que estás haciendo. Aunque no puedo no me puedo quejar porque en Bilbao siempre me han tratado super bien los medios. Siempre me han hecho mucho caso,  pero Madrid es que es otra dimensión. Hay muchas más cosas pasando y mucha más gente. De hecho, mucha de la gente que se dedica a la música, tanto por el lado de los periodistas como por el de los músicos, son de fuera. Se han venido aquí a Madrid.

En 2004 aparece el primer disco de Rubia, producido por Alejo Stivel. En cambio, en 2036 has decidido encargarte tú misma de cada detalle. ¿Ha sido un cambio positivo? ¿estás contenta con la experiencia?
Estoy muy contenta porque es un poco lo que yo quería hacer. Y no sé si el siguiente lo haré yo también, pero ya me he quitado la espinita. Quizá con el siguiente delego más en el sonido, pero con este era una necesidad que tenía de decir "ahora voy a decidir yo lo que yo quiera". Necesitaba llevar la batuta. Y no sabía si lo iba a poder hacer, pero al final lo he logrado.

De aquel primer disco a este segundo han pasado casi siete años. En el punto en el que te encuentras ahora mismo, ¿crees que el siguiente tardará un tiempo similar o ya será otra cosa?
Yo creo que ya es otra cosa. El primero fue una etapa de mi vida. Lo del medio sin disco fue una transición, un cambio muy gordo y profundo a nivel personal en cuanto a qué pienso, qué quiero hacer, quién soy yo... Y ahora que he llegado a un punto de estabilidad a nivel musical y personal creo que va a ir más del tirón. De hecho, mucho del siguiente disco lo tengo ya apuntado. Estoy contenta por eso, no pasará ni año y medio. Supongo que antes saldrá otro.

En 2036 encontramos algunas canciones más viejas que otras, que ya llevan un tiempo contigo. Hay bandas que, al grabar por ejemplo nuevos discos durante giras concretas, suelen decir que esos trabajos reflejan un momento exacto de sus vidas. En tu caso, ¿le das un sentido conjunto al resultado?
Cuando empecé con el disco había mucha disparidad de canciones. Grabé de hecho bastantes más de las que hay. Lo que hice cuando terminé es quitar las que no se ajustaban a este último momento mío. Entonces, sí que puedo decir que este disco engloba un momento muy preciso, que es el momento de ahora. He dejado todas las de la última hornada. Hay una, Flores y gallinas, que es más antigua, pero la adapté un poco al sonido. Y tampoco te creas que cambio tanto, yo soy muy de piñón fijo. A mí lo que me gusta, me gusta, y probablemente... Bueno, ya me lo diréis vosotros, los críticos, pero el siguiente disco que estoy haciendo está bastante en la línea de 2036. No hay un cambio radical, soy bastante sota, caballo y rey. Bastante típica (risas). Dentro de Rubia es bastante típico lo que hago.

En tu disco encontramos canciones como No me quiero despertar o Es por tu bien, que optimistas y rompedoras al mismo tiempo. Hablan de no conformarse ante lo que se supone que debemos hacer con nuestras vidas. ¿Esta filosofía crees que puede llegar a aplicarse viviendo en una ciudad como Madrid?
Claro. No importa dónde vivas, aquí lo que importa es dar un cambio a nivel interno. Es un poco lo que hice yo cuando pasé todo este tiempo sin sacar un disco. ¿Quién voy a ser? ¿qué voy a hacer? ¿voy a hacer lo que me digan? ¿me voy a comer las cosas que me dan con cuchara? ¿voy a obedecer o voy a ser yo misma? Voy a pensar por mí misma, a investigar qué es lo que me creo y lo que no. Qué es lo que yo opino, no lo que me dicen que tengo que opinar. No es una cuestión de ciudad grande o pequeña, es una cuestión de levantarse. Hace poco vi una conferencia de un pavo que me encanta, que se llama Alex Collier, que habla de todo esto: Nos están engañando, nos están esclavizando, tenemos que levantarnos... Había uno que, después de hora y media, dijo: “bueno, pero... ¿Qué podemos hacer cada uno?”. Y le preguntó: “¿te puedes poner a cuatro patas”. El tío se puso a cuatro patas, con el micrófono en la mano. "¿Estás cómodo así?". “No”, le contestó. "Pues levántate". Levántante, no tengas miedo a expresar tus opiniones, no bajes tu inteligencia para adaptarte a los demás, no bajes tu luz para adaptarte a gente que quizá no te entienda. Tú exprésate. Si no te creen, no te entienden o te dicen que eres un loco... Bueno, da igual, pero tú tienes que ser tú. Y eso es lo que dice Es por tu bien. Haz lo que tú quieras y lo que te salga mejor a ti. No hagas lo que los demás esperan que hagas. Usa tu propio estilo y cree siempre en el amor. Además, es eso, cree siempre en el amor. No te preocupes porque la gente diga: “¡Estamos en crisis! ¡Estamos fatal!”

Parece que hay que ser pesimista por obligación...
Parece que hay que ser pesimista por obligación porque si no eres un insustancial o eres un incosciente. No, yo soy optimista, soy así de inconsciente. Soy tan inconsciente que soy feliz. Y eso es lo que yo quiero.

En tus conciertos, es fácil ver entre el público a muchos otros músicos, muchos de ellos clave para el rock español. ¿Te sientes apreciada y querida por tus compañeros de profesión?
Sí, me siento super apreciada y super querida por mis compañeros. Totalmente. De hecho, nos apoyamos mucho unos a otros. Ahora por ejemplo acabo de grabar coros en el disco de Leiva, y también me ha llamado Rubén (Pozo) para grabar coros en su disco. Yo voy a todo. Josu (García), por ejemplo, está siempre para todo, y los Pereza también. No sé, es gente que te apoya incondicionalmente en lo que hagas. Y eso nos da fuerza a todos.

En adelante tienes varias fechas a caballo entre Madrid y Vizcaya. ¿Existe la intención de ampliar y girar por todo el país?
Sí, se trata de eso. Aunque al no haber una campaña de millones de euros a nivel nacional o internacional... Gracias a vosotros, a la gente que está oyéndolo y que le gusta, está creciendo muchísimo la promo. Es decir, ahora estamos haciendo casi más promo que cuando salió el disco. Y eso es porque la gente lo va escuchando, lo va apreciando y nos van llamando. Ya tenemos propuestas de diferentes sitios. Poco a poco, hay que cerrarlas, pero sí, estamos ampliando fronteras. Se trata de eso, de que nos puedan ver en todas las provincias y de poder hacer una gira chula. Quizás si no es ahora, en unos meses, pero sí.

Una vez grabado 2036, fue clave la campaña de micromecenazgo en Verkami, que te daba la posibilidad de editarlo y distribuirlo en condiciones.
Eso, además de darnos dinero para editar el disco, nos dio un empuje increíble porque fue muy divertido. Nos dimos cuenta de que la gente sí quería Rubia. Después de seis años yo me aterroricé un poco porque pensaba que nadie se iba a acordar... Y de repente veías que iba la gente poniendo dinero y te emocionabas. Es que es emocionante lo de Verkami, de verdad, y te da una inyección de alegría que te da mucha fuerza para poder presentar el disco y hacer cosas bonitas. La verdad es que todo el mundo debería probarlo, sobre todo la gente que tiene un proyecto en el que cree y no tiene dinero. Forma parte de una nueva manera de pensar que hace que la gente ponga dinero en lo que le interesa, buscando por su cuenta. Y no comerse con cuchara la cultura que le dan, que durante muchos años ha sido nula. Parece que nos quejamos de que la gente no compra discos, pero es que hay que hacer discos que la gente quiera comprar.

¿Crees que puede ser una solución a largo plazo?
Sí, ¿por qué no? Totalmente. Si tú eres fan de una banda y cada vez que sacan un disco te lo ofrecen con anticipación y luego encima te dan algo especial, diferente, una edición especial en vinilo de color o unas camisetas que no tenga nadie más... Si tú eres fan, ¿qué más quieres? Que encima te lo envían a casa. Metes veinte euros desde tu casa y en dos semanas tienes el disco y una camiseta en casa. De otra manera tienes que saber en qué tienda está, sacar el coche, coger el metro, buscar el disco... Que luego igual te sale más caro. En Verkami salía más barato comprarlo con antelación que después. Hay ventajas. No es pedir limosnas, es vender lo que la gente quiere comprar.

¿Es quizá prueba de la desconfianza existente de los músicos ante los intermediarios?
No es la desconfianza, es que las discográficas no están fichando bandas nuevas. Están fichando bandas que ya se parecen a algo. No hay riesgo por ningún lado, no hay salto al vacío, no hay arte. Te fichan si te pareces a alguien o si piensan que puedes vender a través de la televisión. Es un sistema cultural que está cayendo, y agarrarse a algo que se está cayendo... ¿no será mejor agarrarse a algo que está naciendo?

Otra de tus facetas es la de escritora. Publicaste Recetas del rock and roll, un curioso libro en el que varios músicos del panorama nacional ofrecen distintas recetas de cocina. Creo que estás preparando una continuación, ¿en qué punto está?
Es más o menos lo mismo pero con cuarenta nuevos artistas. Puedo adelantarte algunos: está Amparanoia, Anni B Sweet, Barricada...

¿Era bien recibida por los músicos la propuesta? ¿Ha habido alguno que no se haya visto capaz?
Más las chicas: “no sé cocinar, no tal...”. Pero en general todo muy bien. Todo el mundo dice que sí.

Hot Legs en Caracol (enero del 2012)
Formas parte también de varias bandas de versiones, como es el caso de Hot Legs, formada por músicos tan famoso como Rubén y Leiva de Pereza o Carlos Tarque de M Clan. Para vosotros supongo que no es más que una forma de divertiros y homenajear a vuestros ídolos pero, ¿el público hasta ahora lo ha entendido del mismo modo?
Sí, lo que pasa es que, bueno, la gente ya sabes cómo funciona... Si ve a alguien por la tele va ahí, les da igual lo que haga. Eso es lo que hay que cambiar un poco, ¿no? Hay que tener un poco de personalidad. Ya vale de que la caja tonta te diga lo que es el mundo. El mundo lo tienes que ver tú con tus ojos. Evidentemente, claro, como hay gente famosa la gente se acerca a verlos pero hay mucha gente que adora la música y que precisamente va a ver a Hot Legs no porque sean famosos, sino porque son famosos por algo. Lo son porque son los mejores músicos de este país, ¿no? Uno se hace grande por muchas cosas, pero precisamente todos los que están ahí son grandes por su bien hacer, porque son buenos. Yo estoy ahí porque quiero tocar con músicos buenos y quiero tocar con gente que son mis amigos. También tengo grupos con bandas menos reconocidas y toco igual, con la misma ilusión. El sentido es el mismo. Hay veces que tocarás delante de mil personas y veces delante de treinta, pero está todo bien. La vida es así, un día estás firmando autógrafos y al otro estás limpiando la taza del váter. Las cosas empiezan y luego acaban. Y con Rubia precisamente me da que es el momento de despegar un poco. Pero no me aferraré a eso, intentaré siempre estar fresca y despierta. Aunque de repente tengas mucho éxito, hay que continuar pensando como si no lo tuvieras. Hay que pensar como si hicieras siempre un disco para tus amigos y para ti, no para el gran público, la televisión o para una compañía.

¿Te imaginas cómo te gustaría que fuera tu carrera en adelante? Algo con lo que pienses que estarías cómoda.
Mira, yo estaría cómoda pudiendo sacar disco cada año y medio o dos años y tener flow, soltura. Me encantaría tener siempre la inspiración que me hace hacer las canciones que me gustan y tener una compañía -o tu propia compañía- que te de un respaldo de dinero para poder hacer el vídeo bonito que tú quieres o para poder hacer el disco con un productor que te haga ilusión. Tampoco para tirar al casa por la ventana. Realmente... lo hablaba ayer con mi manager, Victoria. Decíamos: “cuando tengamos dinero, o mucho dinero, tiene que servir para pagar más a la gente, no para acumularlo. Porque cuando empiezas a acumular dinero te pones rígido, empiezas a necesitarlo. Y cuando empiezas a necesitar el dinero empiezas a hacer canciones para ganar dinero. El dinero tiene que fluir, tiene que entrar y tiene que salir. Por ejemplo, yo tengo pasta ahora. Bueno, pues cuando haga el vídeo voy a pagar bien a la maquilladora, a la peluquera, al catering, a los actores, a los músicos, a la productora... Pagar mejor a al gente para que todo el mundo lo haga más contento y para que todo eso te traiga más éxito. El dinero es algo que tiene que fluir, no puedes estar: “es que luego igual no tengo, cuando sea mayor”. Oye, pues búscate la vida, piensa y haz más cosas, ten más ideas.

A mí no me gustaría quedarme solo en hacer discos, me gustaría escribir un guión. La gente me parece muy divertida en general. Veo muchas cosas divertidas a lo largo del día, y además de plasmarlo en canciones me gustaría poder escribir un guión, escribir otro libro o hacer fotos. Yo qué sé, déjate llevar, no te apoltrones. La gente dice: “ya tengo una edad en la que tengo que pensar en...”. Tío, yo tengo 38 años y veo a la gente con 25 que tiene mucha más prisa que yo. Tengo 38 y todavía se supone que estoy empezando. Siempre estás en el principio... no te hagas viejo, no envejezcas antes. ¿Cómo me gustaría que fuera mi vida? Pues así, que con 60 años se me ocurran ideas nuevas, y el día que me muera por la mañana haber estado grabando una canción. Y rodeada de gente a la que quiero y que me quiere, que eso nunca me ha faltado. La verdad es que no me puedo quejar, me encuentro siempre con gente muy amable. Como tú, por ejemplo. Me gusta mucho que haya gente como nosotros, que de repente nos juntamos en un bar a hacernos unas preguntas sin que siempre haya dinero por medio.

No, aquí de eso no hay nada...
Eso es. Y un blog pequeño me parece igual de importante que un blog grande, ni más ni menos. Me parece que hay que hacer todo con la misma alegría.

Texto de Bruno Corrales

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Señor Mostaza, de nuevo en la carretera

Tras unos meses de parón, por fin podremos ver de nuevo en directo a Señor Mostaza. La banda valenciana estará durante los próximos días actuando en Madrid y en Ciudad Real, pasos previos a su regreso a Barcelona, donde estarán tocando a finales de marzo. Mañana mismo, viernes 3 de febrero, el grupo recalará en la Tetería Pachamama de Ciudad Real. Allí ofrecerán un concierto en formato reducido o, tal y como ellos lo llaman, pianoacústico. Solo cinco días después estarán de nuevo en Madrid. El miércoles 8 de febrero tendremos un aperitivo en el fórum del Fnac de Callao, donde estarán actuando de forma gratuita a partir de las siete de la tarde. Al día siguiente, Clamores volverá a acoger uno de sus directos, ya con la banda al completo. Su regreso a Barcelona se producirá el viernes 23 de marzo. Concretamente, en la sala Sidecar.

El grupo comienza así lo que puede considerarse una segunda parte de la gira de presentación de Podemos sonreír, tercer disco de estudio que publicaban a finales de 2010. En él, la banda formada por Luis Prado (piano y voz), Paco Tamarit (guitarra y coros), Alejandro Climent (bajo) y Eduardo Olmedo (batería) daba un paso adelante en sus composiciones sin abandonar un estilo -el pop con mayúsculas- que les ha llevado a ser considerados como uno de los grupos más interesantes del panorama nacional. En Señor Mostaza se presenta imprescindible la personalidad de Luis Prado, perfecto desenmascarador de lo cotidiano con un punto de agudeza inconfundible que además impresiona por su habilidad a las teclas. En este último aspecto se encuentra respaldado magníficamente por unos músicos que en su currículum pueden presumir de haber girado con Miguel Ríos, M Clan o Fito y Fitipaldis.

Os dejamos con su último vídeoclip, Un momento eterno, dirigido por Alejandro Portaz para Ochovideos con la participación de Jano de Miguel y María Juan:


Próximos conciertos de Señor Mostaza
3 de febrero - Tetería Pachamama, Ciudad Real. 21.30h. 5€ (acústico)
8 de febrero - Fnac Callao, Madrid. 19h. Entrada libre
9 de febrero - Clamores, Madrid. 21.30h. 8€
23 de marzo - Sidecar, Barcelona. 22h. 8€ (+ Carlos Cros)

Texto de Bruno Corrales
Fotografía de Pablo Cantó

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Terapia de grupo

Hot Legs + 84 en Caracol (31.01.12)


Nueve de la noche de un martes cualquiera de finales de enero. En la puerta de la sala Caracol hay formadas dos caóticas colas repletas de gente tratando de lograr una de las últimas entradas disponibles en taquilla para el concierto de esa noche. Un concierto con lleno asegurado que se anunciaba con apenas tres días de antelación, al más puro estilo de Jake y Elwood Blues. Y aunque todo esto pueda resultar todavía más extraño si decimos que dicho concierto es de una banda de versiones, el hecho de citar a sus componentes despeja por fin cualquier suspicacia.

Una canción de Rod Stewart servía para bautizar a esta superbanda del rock español. En Hot Legs Carlos Tarque (M Clan) y Sara Iñiguez (Rubia) dan un paso adelante, tomando el protagonismo y encargándose de las voces; Jokin Salaverria (Jonny Kaplan) es el bajo, puro rock and roll desde su sola estética y presencia sobre el escenario; Josu García (Martín y García, Tequila) y Rubén Pozo (Pereza, Buenas Noches Rose) se colocan discretamente en los laterales con sus guitarras, repartiéndose generosamente varios momentos de lucimiento; y Leiva (Pereza) vuelve a sus orígenes, haciéndose cargo de la batería con su habitual energía y entrega.

Pero todavía no había llegado su momento. Poco antes, 84 saltaban al escenario perfectamente predispuestos en su papel de teloneros, sorprendiendo gratamente al público con canciones de sus hasta ahora dos discos publicados, El burdel de las sirenas y La hierba bajo el asfalto. Precisamente con el tema El burdel de las sirenas comenzaba un concierto en el que dejaron buenos momentos con nuevos canciones como Sentado en tu arena o 27. La banda de pop madrileña desprende en directo una sensación muy diferente a la que a bote pronto produce su trabajo de estudio, todo ello gracias a una buena compenetración sobre las tablas y a un aroma clásico y mucho más eléctrico, destacando la versatilidad del trío y su notable banda de acompañamiento.

Aquella noche se centraría en el mejor rock clásico, y antes de que Hot Legs subieran al escenario, 84 quiso apuntarse a esta filosofía descolgándose con canciones como Bad time o Born to be wild. Pero era irremediable, llegaba el momento. Pasadas con holgura las once de la noche, las cortinas de Caracol volvían a retirarse para recibir a Hot Legs, que como es costumbre arrancaban con el tema que da nombre a la propia banda. A partir de ese momento, lo más recomendable era dejarse cautivar y olvidarse de cualquier otra cosa. A pesar de que se pudo escuchar alguna aislada petición -Carolina, por supuesto-, el público se rendía desde el primer momento ante las revisiones de clásicos de Ray Charles, Wilson Pickett o Creedance Clearwater Revival. Difícil resistirse ante temas como Down on the corner o Night time is the right time, con un Carlos Tarque demostrando por qué es considerado una de las mejores voces del rock español y una Sara Iñiguez ofreciendo un gran contrapunto con dulzura y actitud.

El concierto continuaba con préstamos de gigantes como John Lennon, Joe Cocker o Jimi Hendrix. Fue justo entonces cuando Josu García protagonizaría uno de los primeros momentos diferentes de la noche, tomando el mando de la situación e interpretando Fire con unos más que creíbles efectos de guitarra al estilo Hendrix. Poco después, el show alcanzaba su cima con la presencia de Jimmy Barnatán, conocido actor y músico español que dejaba a todos boquiabiertos con su interpretación de Mustang Sally. Ligeramente ralentizado, el tema popularizado por Wilson Pickett le vino como anillo al dedo, permitiéndole improvisar y jugar con su privilegiada voz junto a la banda. A partir de entonces, las canciones de The Rolling Stones serían las protagonistas. Del gran Exile on Main Street escogerían Tumbling dice para poco después echar la vista aún más atrás con Route 66, popular rhythm and blues en el que Tarque incluso se atrevió con la batería.

Sobrepasada con creces la medianoche, aún nos esperaba un bis con sorpresa incluida. Y es que aquella noche no faltarían temas en español. En concreto, Hot Legs echaban el resto con dos canciones de Tequila, pudiendo contar para ellas con su propio líder el argentino Alejo Stivel. Tras volver a recordar a los Stones con Dead flowers, el tema Hot legs sonaba de nuevo, anunciado así el fin del concierto, que más que un concierto fue una fiesta, un homenaje a los clásicos disfrutado al mismo nivel por músicos y público. Una multitudinaria terapia de grupo con el mejor rock como hilo conductor.

Texto de Bruno Corrales
Fotografía de Aitor García

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