Doctor Deseo en Penélope (21.12.12)
“Es un placer estar en
la capi” decía Francis Díez, frontman y alma mater del grupo
Doctor Deseo, el pasado 21 de diciembre ante un público que llenaba
la sala Penélope. A esas palabras las había precedido un inicio de
concierto sorprendente y arrollador: tan sólo cuatro canciones que
dieron, más que de sobra, para que Francis se recorriera la sala
cantando micrófono en mano, se mezclara con el público, bailara y
se abrazara con los asistentes consiguiendo caldear el ambiente,
mientras sus músicos (Aitor Toro en guitarra, Josi al bajo, Raúl en
teclados, Txanpi en la percusión y Joe González en los vientos)
demostraban que no habían venido desde Bilbao para dejarnos
indiferentes.
Doctor Deseo recalaba en
Madrid en uno de sus últimos conciertos de la gira de presentación
del disco Al amanecer… seguir soñando, y en algo más de dos
horas de recital, demostraron la evidencia de que, después de más
de 20 años en el mundo de la música, siguen teniendo uno de los
mejores directos del país. El concierto se dividió en dos partes,
claramente diferenciadas por un descanso de 10 minutos para que la
gente saliera a fumar a la calle, en el que se entremezclaron
canciones del último disco como de los anteriores. En la primera
parte del show la sala Penélope tomó tintes de cabaret circense,
Francis, elegante con su chaleco y sombrero, a la par que provocador
con su liga roja en la pierna derecha, nos demostró que cantar es
voz, pero también es interpretación y lenguaje no verbal, y que el
público es parte de todo ello. El showman se comió el escenario y
la sala entera, y entre canción y canción de sus labios empezaron a
volar mensajes (la crisis, África, la sexualidad, la libertad, el
respeto) al cielo de las conciencias. La guitarra de Aitor Toro
rasgaba rock and roll y el saxo de Joe Gonzalez estremecía oídos y
almas, la gente se divertía y coreaba canciones como ¡Cuánto
frío hace en Saturno!, Suspira y conspira, Lágrimas
de placer, Isla de cielo, La hermandad de los perros
sin dueño, Abrázame y la mítica Corazón de tango.
El primer invite, antes del descanso, de Doctor Deseo acabó con la
canción en euskera Nola ez duzun inoiz ulertu.
Mientras la gente
abarrotaba la barra de la sala, o salía fumar a la calle, en el
escenario unas sillas y un cajón flamenco avisaban de que la segunda
parte del concierto iba a comenzar de una manera más suave, pero a
la vez igual de intensa, que la primera. La guitarra, esta vez
flamenca, de Aitor empieza a sonar, los primeros golpes de Txanpi en
el cajón flamenco, y Francis, en camiseta blanca de tirantes,
comienza a cantar sentado en su silla… Pero él es un animal de
escenario, y no tarda ni tres canciones en ponerse de pie sobre la
silla, saltar, provocar al público… Y mientras las sillas, la
guitarra flamenca y el cajón desaparecen del escenario, vemos a Joe
bajar y tocar su saxo entre el público, mientras Francis sube al
segundo piso de la sala Penélope y canta agarrándose de la
barandilla y quedando suspendido en el aire. Canciones como Olas
y naufragios, Suspira y conspira, Dancing in Hell,
Chocolate y Vainilla o Mi pequeña María se suceden
hasta final de un concierto que se tardará tiempo en olvidar en la
“capi”.
Ojalá que los bilbaínos
vuelvan pronto para que los podamos decir que el placer es de
nosotros, los de Madrid, los de la “capi”, y no suyo.
Texto de Gonzalo Benito
Fotografía de Aitor García
0 comentarios :
Publicar un comentario