Havalina en Caracol (23.11.12)
Al Norte le siguió Viernes y luego los Sueños de esquimal y al filo de la Antártida cayeron Las hojas secas. Melodías iridiscentes, para un ambiente iridiscente, donde ninguno de los presentes podía dejar de balancearse al son de los delirios eléctricos de Manuel Cabezalí, que una hora después nos hacía viajar al sol.
Para cuando terminó de sonar la nana submarina, Música para peces, incluida en H, el power trío ya había repasado prácticamente en su totalidad sus dos últimos trabajos, reservando para el final canciones como Mordiente, Mamut o El estruendo, elevando así el nivel de serotonina en progresión geométrica.
Al final de Incursiones la catarsis ya estaba asegurada: Javier Couceiro abandonaba su puesto habitual y se situaba en el centro del escenario golpeando el goliat de manera ritual y sumándose a sus compañeros Celma y Cabezalí a esa corriente catódica que presagiaba el final después dos horas de concierto.
No hay tormenta que dure eternamente y puede que esta no vuelva sonar en lo que resta del año, pero tened por seguro que estará de vuelta en el 2013 y tronará igual de fuerte.
[Galería de fotos: Havalina en Caracol]
Texto y fotografías de Amanda Tijeras
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