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Látigos Calientes: "Hay cosas a las que están llamando rock que no lo son"

Desde la libertad que da el no tener que rendir cuentas a nadie, Látigos Calientes proponen una defensa del rock and roll por encima de actitudes impostadas o acordes inofensivos. Fruto del entendimiento de dos músicos con años de experiencia en el rock madrileño, Ernesto Dueñas y Migui Miranda, miembros en el pasado de bandas como Idioterne, Malospelos, Los Rombos o Porros Folares, Látigos Calientes encontraban en 2009 el momento perfecto para comenzar una aventura ya imaginada años atrás. Tras un EP homónimo publicado en vinilo, a finales de 2011 aparecía su primer LP, Señoras y señores..., que en directo han venido defendiendo con la colaboración de baterías como Tuli o Ignacio Labrador y guitarristas de la talla de Joe Eceiza y Pablo Galiano. Reivindicadores del amplio bagaje musical del rock español, un camino trabajado por bandas como Los Brincos, Leño o Ilegales, Látigos Calientes aterrizaban en la escena de la capital listos para remover prejuicios y autocomplacencias. Hace unos meses, tuvimos la oportunidad de hablar y tomar  unas sidras con Ernesto Dueñas y Migui Miranda, que nos hablaron del pasado, presente y futuro de la banda.

¿Cuándo surge la posibilidad de formar la banda? ¿Qué estabáis haciendo por entonces?
Migui: Yo tenía un grupo que se llamaba Idioterne, estuve nueve años con ellos. El plan del grupo lo teníamos mientras existían otros proyectos. Látigos Calientes como nombre lleva cinco años o así, y hasta que hemos no dejado cada uno lo nuestro...
Ernesto: Siempre que él y yo nos emborrachábamos decíamos: “A ver cuándo hacemos los Látigos”.
M.: Éste y yo teníamos otros grupos, pero somos colegas desde hace mogollón y siempre habíamos querido trabajar juntos. Cuando surgió la idea yo terminé con el grupo y Ernesto estaba haciendo cosas acústicas y así.
E.: No sé si lo has oído, están en internet las cosillas que hacía yo antes.

Sí. Tenías un disco grabado de aquello, ¿no?
E.: Sí, eso es anterior, un disco de rock que hice pero que nunca se llegó a publicar. Pero no quería tocar en directo, no me apetecía. Hacía mis canciones, las iba grabando y me dio mucha vidilla el tema de MySpace. Colgabas ahí una canción y la escuchaba alguien de Chile que te decía que le había molado.
M.: En Chile triunfaste.
E.: ¡Sí, tio! Y la gente de Uruguay y de por ahí me escribía. Y nada, cuando Idioterne ya se terminó pues...

¿Teníais claro el estilo que iba a tener Látigos Calientes?
E.: Eso no hubo ni que pensarlo.
M.: Idioterne cantaban en inglés, y me encantaba, pero la música española es lo que más me gusta. Tener una banda en español de rock and roll era lo que queríamos hacer. Y mira, al final hemos sacado discos.
E.: Me gustan más cosas, pero yo no me meto en un local ni me pongo a tocar si no es para hacer esto. Me encanta Paul Simon, pero lo último que quiero es ponerme con una acústica, con la gente en silencio... Ese tipo de concierto que ahora ha revivido como si estuviésemos en el año III. Los acústicos que están haciendo son como recitales de antiguamente.
M.: Sí, falta que se pasen con la bandejita los camareros.
E.: A la gente lo único que se le pide es que calle, que pague y que escuche.
M.: A nosotros nos gusta que la gente escuche, se drogue, baile, se emborrache...
E.: Queremos dar la clase de concierto al que nos gusta ir. Cuando hemos ido a ver a ZZ Top y hemos flipado... Pues a lo mejor no somos ZZ Top, pero nos gustaría que la gente se lo pasase igual de bien.

Desde que comenzastéis con Látigos Calientes se han caído varios miembros podría decirse que permanentes. Vuestro primer disco lo habéis presentado como dúo, aunque habéis echado mano de otros músicos amigos tanto para su grabación como para los conciertos. En adelante, ¿tenéis pensado incorporar músicos a la banda hasta el punto de que se conviertan en fijos?
M.: No, las decisiones son más sencillas tomarlas entre dos, siendo más sale más caro...
E.: La verdad es que si no fuimos dos desde el principio es porque no teníamos dinero suficiente.
M.: Bueno, tampoco lo tenemos ahora.
E.: Tampoco lo tenemos ahora pero tenemos una compañía de discos que nos ayuda con ello. A la clase de músicos con los que queremos contar, que ya son gente de nivel, no les interesa engancharse a una banda. A esta gente le interesa estar en muchos proyectos para poder sacar un dinero al mes.

Desde el principio Látigos Calientes fue entonces una cosa personal, de los dos.
E.: Sí, lo que pasa es que también teníamos otro amigo, que era Héctor (del Barrio), muy amigo. Entró él y luego buscamos un batería.
M.: Al principio era ver que tomara forma y tal, pero al poco teníamos claro lo que había, que éramos los dos.
E.: La verdad es que entre cuatro es muy difícil tomar decisiones. La mayoría de los grupos en los que parece que hay un líder claro en realidad ninguno de ellos toma las decisiones, las toma un manager o la compañía. Ponerse de acuerdo entre cuatro es imposible. Además, nosotros tuvimos algún problema del tipo de querer ponernos a grabar y que otro chico no quisiera. Entonces, ¿porque uno no quiera yo no puedo grabar?
M.: Claro, siempre en un grupo de cuatro las ganas son diferentes, y nosotros no estamos tocando mucho pero estamos yendo a saco con el grupo. Por experiencia es difícil que coincidan todos. Siempre hay alguno que flojea más, que le apetece menos tocar.
E.: Es que, cuando no hay dinero de por medio, tienes que estar a muerte. Como no estés a muerte las cosas se convierten en un rollo totalmente amateur. Para estar en un grupo como el que va a taekwondo, no tengo un grupo. Para mí, aunque no me dé dinero, el grupo es mi actividad principal. Aunque me haya costado mi dinero incluso. Y no a todo el mundo que tiene su trabajo le puedes pedir un compromiso tan alto.

Migui Miranda, en primer plano, durante un concierto en el Fnac de Callao (abril de 2011)

Además de las bajas que habéis sufrido en el camino, ¿cuáles diríais que han sido los principales problemas hasta el punto de conseguir grabar un disco?
M.: Económicos, casi todos. No hay compañías, no hay un respaldo. Lo suyo es autoproducirte si tienes dinero. Es necesaria la pasta para que como mínimo suene bien el disco. Entonces, el problema es no tener un respaldo de alguien.
E.: Y es normal que no haya respaldo porque hoy en día no se amortizan las inversiones.
M.: Antes había muchísimos sellitos que te hacían todo. El problema es básicamente el apoyo

En vuestros conciertos siempre hay lugar para las versiones. Tocáis canciones de Ilegales, de Barón Rojo... ¿quizá exista algo de nostalgia?
M.: De reivindicación, no de nostalgia. De sacar adelante algo que igual se está olvidando un poco, el rock auténtico en español. Ahora no quedan tantas bandas.

Eso os iba a preguntar, si pensáis que el rock español actual está a la altura del que se hizo en anteriores décadas.
E.: La cosa es que nosotros no nos sentimos desde luego innovadores. Ni lo somos ni lo pretendemos ser, pero sentimos que venimos de una tradición que empieza con gente poco reconocida como Dúo Dinámico o Mike Ríos. Ningún rockero te los reivindicará pero esta gente estaba haciendo rock and roll cuando no estaban ni los Beatles casi. Luego vinieron Los Bravos, Los Brincos... Creo que es una tradición grande de rock español, que no nos avergüenza para nada y que la hemos disfrutado en todas las épocas: Leño, Tequila, Radio Futura...
M.: Que luego las haces en directo y la gente flipa.
E.: Y respecto a lo de si creemos que el rock actual está a la altura...  Creo que hay cosas que están a la altura y hay mucha buena música que no llegamos a oír porque no pasa del local.
M.: También hay mucha pose ahora mismo, y llaman rock and roll a cualquier cosa.
E.: Ese es otro tema que...

Supongo que  refiriéndonos a la imagen y a lo que después realmente suena.
E.:  En eso tiene mucha responsabilidad la prensa, ¿no? que ve alguien con pintas y se tira a por él. Como decía Peter Gabriel, lo más importante para vender un disco es el peinado que tenga el cantante en la portada de un disco. La prensa, como vea a un tío un poco rarito se vuelve loca con él. Hay cosas a las que están llamando rock que desde luego no lo son. Eso va a crear confusión en la juventud, no en gente que ya ha oído rock. Yo creo que hay mucha buena música que nos estamos perdiendo porque como el negocio discográfico ha desaparecido...
M.: Sí, pero parece que hay muchísimas más bandas. Hay muchos más festivales y apoyo entre los grupos. Eso sí es cierto que es cojonudo.

Con Tengo tu amor, vuestra versión de Fórmula V, habéis roto los esquemas a más de uno. Da que pensar, a veces quizá nos lo tomamos demasiado en serio.
M.: ¡Fórmula V! pero es que no hay que cortarse con las cosas. La gente igual piensa que eso es una horterada y tal, pero eso es la hostia.
E.: A los Libertines no les da vergüenza tocar una de Paul McCartney, ¿por qué nos tiene que dar vergüenza a nosotros tocar una de Fórmula V? Es el paletismo español.
M.: La gente muy moderna cree que escuchar esa música es paletismo, nosotros no renegamos de nada.
E.: A mí por ejemplo Los Brincos me encantan, pero yo he escuchado más a Leño, a Rosendo, a Enemigos, a Deltonos, a Flechazos... cosas que me pillaban más por edad.
M.: Burning, Barricada...
E.: Pero soy consciente de que esos grupos, si no hubiesen existido otros detrás, no existirían. Lo nuestro no es nostalgia, simplemente esa es la música que hacemos.
M.: Hombre, está bien porque ahora mismo esas versiones igual te las hace una orquesta de pueblo. Nosotros le damos nuestro punto y a la gente le encanta. Siempre intentamos meter algo de un grupo más antiguo y algo más actual y, joder, funciona.
E.: También contribuir a que no haya prejuicios en escuchar música en español, que sigue habiendo gente que cree que el rock es una música anglosajona que hay que hacer en inglés, lo cual es una tontería. Es una música que ha crecido y se ha hecho mundial. Si el flamenco consiguiese tener ese éxito alrededor del mundo se haría en otros idiomas. Decir que el rock como mejor queda es en inglés es una chorrada. Además, estás estafando porque una canción tiene una música, una armonía y una letra. Si en la letra estás cantando algo que no sabes ni lo que estás cantando...
M.: Respeto mucho a los grupos que lo hacen...
E.: ¡Yo no! yo les respeto a nivel personal, pero me parece patético que alguien que habla en español, que piensa en español, que no sabe inglés... Haga letras en inglés.
M.: ¿'77 te suena? es un grupo como AC/DC. Ese grupo consigue hacer giras mundiales gracias a cantar en inglés.
E.: No, gracias a ser como AC/DC.
M.: Y gracias a cantar en inglés, si no cantan en inglés no hacen las giras. Hay muchos, como The Right Ons. Prefiero que sean en castellano, pero vamos.
E.: A lo mejor hay gente que, aunque sean españoles, dominan el inglés de puta madre y escriben unas letras cojonudas, pero yo te hablo de mucha gente, que sabes tú quiénes son o que podemos pensar quiénes son, que no saben inglés. Que la gente que sabe les dice que las letras no tienen ni pies de cabeza y que siguen haciéndolas en inglés. Eso demuestra que no tienen nada que decir en español.

Portada de "Señoras y señores...", primer LP de Látigos Calientes.

Leyendo muchas de vuestras letras, se deduce que la mayor parte son historias ajenas, aunque son cantadas en primera persona. ¿Cómo afrontáis la composición de los textos?
E.: Escribir una canción no es como escribir una poesía, un cuento o una novela. Al estar cantando tú y al ser tu grupo es difícil escribirlas de una manera que no sea en primera persona, también forma parte de una tradición hacerlo así. Desde luego, no tiene por qué ser algo que hayas vivido, pero siempre hay algo autobiográfico y siempre va a haber algo que no lo sea. La cuestión es tener algo que contar. Puede ser que no sea tuyo, que le haya pasado a otra persona o que no haya pasado. Pero que la letra no sea de relleno, que tenga suficiente sustancia como para que se sostenga sin la música. Esa es la clave para que la canción funcione, o al menos es lo que yo intento con este grupo.

Libres resume muy bien la ola de indignación actual en la sociedad. En su momento, ¿la escribiste por algo en concreto?
E.: Sí, pero tiene que quedar claro que es de dos o tres años antes de todo esto. Esa canción sí es pensando en mí mismo, obviamente. Yo en aquella época estaba escribiendo canciones muy ligeras, de chicas, temas simpáticos y tranquilos, no me estaba metiendo en muchos fregaos. Un tío mío me dijo que tenía que hacer un tema con un poco más de contenido. La verdad es que esto del 15M no es más que la punta del iceberg, ¿no? Estamos todos muy hartos. Unos lo dicen, otros no lo dicen, pero...
M.: Se veía venir.

Ser un músico en nuestro país y formar una banda no ha parecido nunca un plan espectacular. Se requiere mucho esfuerzo y en ocasiones, exceptuando a algunos afortunados, se obtiene poco beneficio desde un punto de vista económico. ¿Cuáles son los momentos para vosotros en los que sentís que todo esto merece la pena?
E.: Yo, desde que estoy en este grupo me lo paso muy bien. Puede haber alguna historia, siempre que tenemos que grabar o algo así puede haber algún problema con el que te cabreas y tal, pero estoy disfrutando mucho de este grupo, me ha merecido la pena desde un principio.
M.: Es desesperante ver que te pasas la vida esperando. Esperando a cuando grabas, esperando a cuando tocas, esperando a que salga el disco... Y a veces no sale, eso es frustrante. Eso pasa con cualquier grupo y es algo que acaba con tu paciencia. Pero te gusta tanto tocar y la música que sigues ahí. Tenemos 35 años los dos y seguimos ahí.
E.: ¿Nos los echabas? (risas). Hay dos clases de músicos: los que son músicos para que les quieran, para subirse al escenario y sentirse importantes; y otros, los que no pueden no serlo. Y nosotros somos los que no podemos no serlo. Me acuerdo que un día me encontré a un amigo de Migui en el autobús y me dijo: "Has dejado la música, ¿no?", porque hacía mucho que no me veía. Y yo pensaba, "¿cómo me pregunta eso?" Es imposible.
M.: Aunque no te vean en el escenario, tú sigues en la música. Yo imagino que el bajo no lo voy a dejar de tocar, a no ser que se me joda una mano. Y escuchar música todo el puto día, es una pasión.
E.: Pero hay músicos a los que ni siquiera les gusta la música. Búscalos, ya verás como no son tan difíciles de encontrar. Su obsesión es ser, aunque sea por unos minutos, el centro de atención, y hacerse músico es una de las maneras más fáciles para eso.

Tenéis en mente a algún grupo o músico que, no necesariamente por afinidad musical, consideréis que tiene una carrera ejemplar que os gustaría reproducir.
E.: Hombre, el más ejemplar del mundo es Rosendo, ¿no?
M.: Rosendo, El Drogas... Que ha hecho un disco espectacular con Txarrena
E.: O, por ejemplo, Ariel Rot. No sé, hay mucha gente, Jorge de Ilegales.

Valoráis la coherencia.
E.: Sí, esa es gente que no podría hacer otra cosa que ser músicos.
M.: Hendrik, de Los Deltonos, lo que saca en solitario no está nada mal, lo que pasa es que no llega a más. Lo hace de puta madre y el tío sigue. Está bien eso porque ya sabe que no va a ser ultrafamoso ni creo que viva de ello pues ya hace lo que le sale de los cojones, sin pensar en más cosas, que yo creo que es lo principal. No pensar en si va a resultar o no, en si va a ser lo más comercial. Son carreras de coherencia absoluta.
E.: De fuera, pues Ronnie Wood, Ray Davies... Gente a la que le ha dado igual lo que opinasen los demás, tanto del público como de la prensa. Han confiado en ellos mismos.
M.: Hombre, esa es la base para que un grupo funcione. También pienso en Lemmy, de Motörhead, que es un ejemplo.

Habéis citado a Ariel Rot y a Andrés Calamaro, que son dos músicos argentinos que han desarrollado gran parte de su carrera en nuestro país. Por otro lado, en vuestros conciertos se pueden escuchar versiones de grupos de allí como Intoxicados. ¿Ha llegado a España el verdadero rock argentino, o solo una parte muy concreta, y nos estamos perdiendo mucho?
E.: Conocemos lo que conocemos. Desde luego somos muy fans de Intoxicados y de Ratones Paranoicos. De hecho, el nombre de Látigos Calientes viene de una canción suya. Esto de lo que te hablaba antes, de que nosotros tratamos de reivindicar una tradición, ellos lo tienen super asumido. Ningún grupo de rock argentino se siente los primeros porque saben los pedazo de grupos que han habido detrás de ellos. Ya lo he dicho alguna vez, una ilusión mía es que alguna vez Látigos Calientes pudiesen tocar allí. Me da igual Wembley Arena, a mí donde me gustaría tocar es en Buenos Aires, en Montevideo...

Los dos habéis formado parte de varias bandas. ¿Pensáis que por alguna razón Látigos Calientes puede ir para largo?
M.: Tampoco lo pensamos... Desde luego que otro disco seguro que va a haber. Estoy convencido de que en un año hay un disco, sea de la manera que sea, con quien sea. Está tan mal lo de tocar... Se necesita una infraestructura que te cagas para salir fuera, así que lo mejor es seguir haciendo canciones. Porque si no, se acaba.

Látigos Calientes en Siroco (noviembre de 2011)

¿Cuáles son vuestras salas de conciertos favoritas? Tanto para tocar como para ir como espectadores.
M.: El Juglar es cojonuda. Es pequeñita, acogedora y nos tratan de puta madre. O Siroco, donde hemos tocado toda la vida. Para ver conciertos me gusta mucho Gruta '77.
E.: Caracol es muy agradable como espectador. Creo que como músico hay dificultades, pero como espectador es muy cómoda. Y de los sitios grandes, me encantó el Arena de la Casa de Campo, cuando tocó allí Green Day. Era grande pero pequeñito a la vez, se veía bien desde todas partes. Aunque estoy en contra de los estadios, desde luego la música no es para esos lugares. Fuimos a Barcelona a ver a Police...
M.: Y nos emborrachamos al final como locos porque nos dio igual. Ya que no vimos el concierto...

¿Cuáles son las dificultades más grandes a la hora de querer tocar en una sala?
M.: Para poder tocar no hay ninguna dificultad, pero se han montado un negocio las salas que te cagas. Están perjudicando mucho a los músicos, aunque tragamos casi todos. Hay salas de mierda, muy pequeñitas, que te meten unos alquileres que...
E.: Tragas, pero vas diciendo "aquí no vuelvo", y te acabas quedando con dos salas. Hoy en día todo el mundo busca la rentabilidad. No hay románticos, lo único que importa es hacer caja. Yo podría aceptar que me cobrasen un alquiler si luego me llevase un porcentaje de lo suyo. Lo justo sería que si la cosa va bien ganásemos todos.

Existen asociaciones de salas de conciertos más o menos fuertes, luchando de forma conjunta por sus intereses, pero no parece que los músicos se asocien de esta forma.
E.: El tema de la unión entre los músicos es algo que preguntáis mucho la gente de prensa, despierta curiosidad cómo puede ser un colectivo tan desunido. Aquí hay varias cosas. La mayoría de los músicos se dedican a una profesión porque tienen que alimentarse, sienten que pertenecen a esa otra profesión y en la música no ven la necesidad de unirse. ¿Qué ha pasado también? La SGAE y la AIE han pegado un pepinazo, pero había gente ahí que sí ha estado metida y organizada, y que lo ha rentabilizado. Y también hay otro problema con los músicos, y es que compiten muchísimo entre ellos. Siempre lo han hecho, incluso cuando las cosas iban bien. Si Quique González busca guitarrista, yo soy guitarrista y éste también... Estamos luchando por lo mismo. Es un gremio muy poco solidario, se han mirado de reojo y les ha costado mucho decir: "qué bien toca este tío", porque le podía quitar un curro cojonudo. Con los que han vivido de tocar para otros ha pasado mucho eso, se han dado unas puñaladas... Ha sido un negocio muy feo, porque además la gente que elegía a los músicos no lo hacía necesariamente por lo bien que tocasen, sino porque uno era el amiguete de otro. O le decían al teclista: "móntame una gira", y el teclista llevaba a sus amigos. Es muy difícil que sea un colectivo que se pueda unir y montar una especie de sindicato, casi imposible.

Para terminar con algo más positivo, recordar que Migui participó recientemente en un disco de chistes titulado ...Y todavía nos seguimos riendo! ¿Cómo surgió esta idea?
M.: Es algo que organizó Robertez, de Motociclón, que por cierto colaboró en nuestro primer disco con la armónica. Un gran tipo y un gran grupo.
E.: Es un ejemplo de grupo que sí está a la altura.
M.: Lo hicimos algunos amigos. No sé si alguna vez le conté borracho alguno de mis chistes de telón, que me inventaba por aquel entonces. Me dijo que estaban grabando un disco como los que se hacían de Arévalo, de los que ponías en el coche cuando te ibas con la familia. Quería hacer un homenaje a esos discos, metiendo además una canción de cada grupo. Lo grabamos en casa del tío de Ernesto tomándonos unos anises (risas). Y nada, estuvo de puta madre.
[Descargar ...Y todavía nos seguimos riendo!]


Texto de Bruno Corrales
Fotografía: Pablo Cantó / Aitor García

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