El pasado viernes, Corizonas confirmaban su gran momento con un nuevo lleno, esta vez en la sala Joy Eslava de Madrid. Nacidos como un curioso experimento poco visto en nuestro país, la definitiva reconversión de la unión entre Los Coronas y Arizona Baby ofrecía a finales del pasado año un apabullante primer álbum con repertorio propio. Dejando a un lado las versiones, The News Today supone un acuerdo, un punto en común entre dos bandas tan dispares.Hace unos días teníamos el placer de compartir unos minutos con una pieza clave de cada engranaje. Por un lado, Rubén Marrón, guitarrista principal de Arizona Baby. Por el otro, Fernando Pardo, guitarrista de Los Coronas y de Sex Museum además de DJ o productor, una referencia para entender el panorama musical del Madrid de los últimos 30 años. Con ellos hablamos de la actualidad de la banda y de sus sensaciones ante una gira interminable y en continuo proceso de transformación.
Primero fue un EP con versiones y una gira conjunta, después la grabación de un DVD en directo y ahora la fusión completa y un disco con repertorio original. La unión entre Los Coronas y Arizona Baby siempre ha parecido algo puntual pero nunca ha dejado de sorprendernos. Si echáis la vista atrás, ¿os sorprende a vosotros mismos hasta dónde ha llegado esta colaboración?
Fernando: Sí, totalmente.
Rubén: Yo creo que a todos.
F.: Es una de las conclusiones que hemos sacado en estos días hablando en estas entrevistas. Porque al principio nos ibamos a juntar para dar unos conciertos, luego vimos que la cosa funcionaba y dijimos: “cambiamos el repertorio y hacemos unos cuantos más”. Luego que si metemos algunas canciones propias... La cosa ha ido creciendo de forma natural. Mira, te lo voy a explicar metafóricamente: Sales con un amigo que va con su novia y tú vas con la amiga de su novia. Entonces, al principio vas a ver si te mola o no... Y al cabo de un año te has casado y vas a tener hijos con ella. Pues ha sido algo así. Una cosa detrás de otra, de casualidad.
Sin planear demasiado cada paso, ¿no?
F.: En que cada paso planeamos solo el siguiente. La verdad es que no hay ni mucha previsión ni mucha antelación con casi nada.
R.: Sí, un poco las cosas han sucedido y vas planeando sobre la marcha.
¿Cómo fue la grabación de este disco? Muchos no esperábamos algo así tan pronto, pues no hubo un gran parón entre conciertos. ¿Se elaboró durante la gira?
F.: Lo hicimos como lo hacían los grupos antiguos, en medio de la gira. Y lo hicimos así porque había bastante química, la cosa funcionaba. Las canciones ya las sacamos en las pruebas de sonido, metíamos los cambios... Veíamos que funcionaba de una forma bastante rápida y que había una estructura de grupo que todos ya teníamos muy clara y que no generaba ningún tipo de tensión.
R.: Si, la cosa fue que quedaron Los Coronas y dijeron de tal día a tal día tenemos estudio, asi que hay que sacar las canciones para grabar (risas).
¿El disco pretende transmitir una idea general, de algún modo conceptual tanto a través de la música como de la letra? Quizá por ese tono tan cinematográfico que tenéis...
F.: Pretendido sí que era. Luego entra la capacidad de Javi Vielba de haberle dado más o menos un concepto general, una especie de universo Vielba que lo envuelve todo. Se ha apoyado, como dices tú, en toda esa iconografía, todo el asunto de Dos bandas. Ideas que tenían que ver con lo visual, con la imagen en general del grupo... Y luego él ahí ha derivado todo lo que ha ido viendo. Si hubiera tenido más tiempo y hubiera podido refinarlo más, yo no sé si le hubiera salido tan completo.
R.: Además, yo creo que con como la mitad de las canciones, según estábamos intentando darle una estructura Vielba estaba fuera del local -o incluso dentro- haciendo la letra. Según hacíamos las canciones se iban haciendo las letras.
F.: Sí, muchas veces, cuando parábamos entraba Javi y decía: “Ya tengo la letra, tíos”. Entraba ya con lo que es el grueso. Además, como hicimos todas las canciones seguidas y en poco tiempo, pues excepto alguna canción que él ya tenía supo dar un ambiente o aire común.
Os hemos leído decir que, en vuestra unión, todo finalmente ha caído por el lado de Arizona Baby, imponiéndose la personalidad de Javier Vielba.
F.: Sí. Nosotros lo que teníamos claro es que el cantante tenía que encontrarse libre, suelto y cómodo al 100%. Si alguien tenía que hacer algún movimiento incómodo, mejor que lo hiciéramos nosotros. Y si que hubo alguna vez, sobre todo cuando grabábamos el EP, que le forzamos más a Javi por ver hasta qué punto llegaba. Le forzamos hasta el punto de darle un poco por culo (risas). Y ya conociendo eso y después de la gira, viendo cómo funcionaba y demás, lo que queríamos es sobre todo que él estuviera cómodo. Una cosa habitual es que dijéramos “mira, la canción es así, pero tú hazla tuya. Si ves que tienes que cambiar algo, si esto no te convence...”. Él siempre tenía la última palabra con cualquier canción porque considerábamos que si él estaba cómodo haría la canción más suya y entonces todo iba a sonar más natural. Eso evidentemente lo que hace es que las canciones están mucho más tumbadas hacia el lado del cantante, que evidentemente es el cantante de Arizona Baby. Antes lo hablábamos, hay canciones que ahora han cogido realmente el saborcillo de las dos bandas. Pero en el momento de grabación, como todo fue muy rápido, tuvo una especie de punto intermedio en el que sí, es cierto, tiene más un arrastre arizónico que corizónico.
Era prácticamente evidente que el disco iba a tener una buena acogida en los medios más orientados al rock pero creo que es sorprendente el hecho de que estéis en todos lados. En los medios más pretendidamente independientes también os han hecho mucho caso, a pesar de vuestro estilo.
R.: Mira. Por ejemplo, yo una revista que sigo mucho, que me encanta, es Popular 1, que son unos talibanes (risas). Pues también. Hacen a principios de año su lista de mejores discos, mejor cantante, mejor gira, mejor grupo... Y aún habiendo salido el disco a finales de año, sin apenas tiempo para que ruede... Incluso en Popular 1 tienes tu huequecillo. Y también en revistas más indies o en medios mucho más multitudinarios.
F.: Yo creía que iban a ser más duros todos los que tienen que ver con el rock, porque tendemos a ser más desconfiados. Hay un rollo de “a ver estos qué pretenden”. De hecho, a mí la mayoría de las críticas más negativas que me han hecho me las han hecho desde el lado más del rock que del indie, o del lado más rock del indie, digamos.
Se puede decir incluso que estáis un poco de moda, ¿no?
F.: Si, claro, y hay un momento que es como... “¿pero qué pretendes con esto, tío?”. Este último mes, la verdad es que cada vez que me he ido a tocar por ahí tanto con Sex Museum como con Los Coronas me han dado bastante por culo con los Corizonas (risas). “Porque a mí me gusta más esto, porque me gusta más lo otro...”. Que te den pomada, cabrón. Déjame en paz (risas). En cuanto al caso y la repercusión que hemos tenido, es porque se ha aprovechado muy bien un momento de vacío en general con otras cosas, y el movimiento que podría tener cualquier otra banda digamos que nosotros lo hemos multiplicado por dos o por tres.
Ya sea por razones artísticas o puramente económicas, varios grupos y músicos importantes del rock español han reducido su formación para afrontar las giras. Vosotros habéis hecho todo lo contrario, sois ocho personas para todo. ¿No es una locura en estos tiempos, al menos económicamente hablando?
F.: Hombre, está claro que económicamente sí que ganas menos, pero nosotros buscamos otra cosa. Imagino que son prioridades. También es que somos dos bandas. Un solista es el que suele hacer ese tipo de cosas. Igual tiene su grupo eléctrico, que son seis tíos, y cuando se va a tocar por ahí, si reducen el caché o la cantidad de dinero que va a ganar pues igual llega a la conclusión rápida de coger él solo la guitarra o irse con otro tío. Para nosotros es que eso es impensable, porque esto es así con lo que somos. Esto se lo puede permitir Bruce Springsteen, lo de hacer su pase acústico. Pero los Rolling Stones... si no son todos, no son los Rolling Stones. Por ejemplo.
Para el que no haya visto conciertos de la nueva gira, una vez rebautizados como Corizonas y con nuevo disco de repertorio propio bajo el brazo, ¿qué puede esperar? ¿han cambiado mucho? ¿Sigue habiendo lugar para las versiones?
R.: Lo principal es el disco. Lo que pasa es que, claro, el disco son doce canciones y dura cuarenta o cincuenta minutos. Necesitas dar más, que son las versiones que veníamos haciendo. Lo principal en todos los conciertos es tocar el disco entero, y luego el tiempo restante con versiones.
F.: Ahora está muy bien que tenemos la capacidad de cambiar mucho un concierto respecto a otro porque tenemos canciones para estar tocando tres horas casi. Hay mucha capacidad para tocar un día un concierto y al día siguiente dar otro que no tenga nada que ver aunque toques la mitad del repertorio igual.
R.: Sí, además el set list se hace en el camerino el rato antes de salir a tocar. Así que dependiendo del día, de las sensaciones y demás, eliges un repertorio o eliges otro.
Al preparar la pregunta sobre cómo vais a plantear esta nueva gira llegué a pensar que, en realidad, no se sabe muy bien dónde acaba una y empieza otra. Quizá sea porque las cosas han cambiado y ya nadie pueda parar de tocar.
F.: Es que nosotros nunca paramos de tocar, tío. Igual es algo que tenemos desde el lado Coronas. Nuestras giras empiezan el día siguiente en el que has dado el último concierto de la anterior. De cualquier manera, esto en algún momento mutó de una gira a otra, no dio tiempo a pararnos porque queríamos seguir tocando. Hubo un momento en el que consideramos que seguir tocando las canciones de Dos bandas y un destino sonaba un poco a orquesta de versiones, sobre todo cuando teníamos que reducir un poco el repertorio. En el momento en el que teníamos que tocar en sitios grandes, teniendo que reducir todo en una hora, ya íbamos directamente a las versiones. Y tocar todo versiones una tras otra te deja con una sensación que no te acaba de llenar. Tenía una sensación de que era como una especie de rock and roll circus ambulante. En el fondo hemos acabado enganchando una con otra. Realmente, no ha habido un momento en el que hayamos dicho: “esta gira se ha acabado”. Ha mutado.
R.: La diferencia de Arizona Baby es que hemos decidido terminar hasta que llegue el siguiente disco. En este caso, Arizona Baby ahora mismo está en barbecho.
Los Coronas es una banda que se adapta muy fácilmente. Ya no solo en este caso, donde se ha acoplado perfectamente a Arizona Baby y viceversa, es que incluso últimamente se os ha podido ver dando conciertos puntuales con bandas como Amaral o en conciertos especiales para niños. Tambén podría valer como ejemplo lo bien que ha congeniado Sex Museum con Capsula en su última gira conjunta. ¿Sale sola esta forma de integraros por vuestra manera de trabajar?
F.: Cuando llevas tanto tiempo tocando no es fácil encontrar gente con la que tengas tantos puntos en común y con la que las cosas vayan tan fáciles. Entonces, cuando encuentras a alguien con quien ves que hay química, hay un momento en el que quieres hacer cosas con ellos. Por lo menos -en lo que es la parte Coronas, Sex Museum y todo esto- nosotros no estamos en el típico punto en el que dices “algún día lo conseguiremos”. No, no, esto es así, lleva siendo así un montón de tiempo y ojalá dure mucho más. Y cuando te pilla tan a mitad de camino, lo que quieres es disfrutar de todo lo bueno que te pueda dar. Para nosotros, gran parte de lo bueno que nos ha dado últimamente el tocar en un grupo es cuando nos hemos juntado con alguien. Por ejemplo, el punto en el que nos juntamos con Arizona para nosotros fue sorprendente, fue de puta madre. Yo personalmente estaba saturado de Los Coronas, de la relación que teníamos. De una forma de hacer las cosas muy vaga y de funcionario, con un rollo que parecía como que se perdía. No sé, no me acababa de gustar. Y el momento en el que nos juntamos con Arizona para mí ha sido como que me han metido sangre nueva. Te renuevas. Me ha ayudado a colocarme en otro sitio, yo he salido con otra mentalidad. De hecho, hubo un momento dentro de la gira en el que decidí que yo donde estaba cómodo era en su parte del camerino (risas).
R.: Sí, era curioso. A veces coincidía que tenías dos camerinos o salas grandes y porque sí Los Coronas se iban a uno y Arizona Baby a otro. De repente veías que dónde había movimiento, donde había copas y había risas era en el nuestro. Llegaba un momento en el que el camerino de los Coronas se quedaba vacío y el nuestro lleno.
F.: Son formas de reactivarte. Yo lo vi importante. Porque lo que no quiero es dejar los grupos, cansarme o que se acabe algo. Entonces, mejor que parar, me funciona el juntarme con otra gente, cambiar de puntos de vista y ponerse en otra situación. Lo mismo que nos ha pasado con Capsula, que tienen bastante en común con ellos. Son los típicos enfocados de su rollo, que van su puta bola. Son tíos muy del rock and roll. Cuando haces este tipo de cosas... A veces yo me reencuentro conmigo mismo, con el yo que era hace tiempo. A veces, de tanto estar en movimiento pierdes la perspectiva del punto en el que estás. Personalmente, necesito ese tipo de renovaciones. Para Los Coronas, el hacer esto con Arizona Baby ha sido un antes y un después. En la parte interna nos ha venido bien. Es más, la relación dentro de Los Coronas ha cambiado y está mejor. Hay menos presión, menos tontería y más movimiento hacia adelante. Sí, se ha oxigenado. Nosotros éramos como una tierra en la que lo que plantaras nunca iba a crecer más de un metro, porque estaba demasiado plantada. Ha sido como meter, yo qué sé, mineral o lo que sea, y de repente ahora crecen unas plantas de maría gigantes (risas).
F.: Sí. Hay un momento en el que te apetecería hacer otra cosa, y eso es chungo. Yo al menos, he notado que para que pueda durar mucho tiempo haciendo lo mismo tengo que hacer muchas cosas a la vez. Antes lo que hacía era producir a otros grupos. Cuando produces a un grupo te metes a saco en el funcionamiento de otra gente. Yo me echo a la cama y antes de dormirme pienso en las canciones de ese otro grupo todo el rato. Incluso cuando produzco a alguien son épocas que me vienen mal para hacer canciones porque me salen las canciones del otro grupo (risas). Hay un momento en el que hay como una simbiosis...
Madrid últimamente ha ganado en salas de mediano aforo reconvirtiéndo discotecas como la propia Joy Eslava o ahora Kapital pero, ¿qué creéis que le falta?
F.: Falta un tipo de salas para los menores de edad y para bandas nuevas, yo lo tengo clarísimo. Y eso no depende tanto de las bandas, porque yo estoy convencido de que sitios como Gruta '77 o Moby Dick estarían dispuestos a ayudar todo lo que fuera posible a las salas mas pequeñas tipo La Boca del Lobo. Ahí falla lo que es el Ayuntamiento o la Comunidad de Madrid, que putean. Putean porque tienen alejados a los menores de edad de una de las experiencias de su vida, que es sentirse parte de algo y sentir que quieren dedicar su adolescencia a tocar en una banda en lugar de salir a mazarse a beber en un fin de semana. Eso es fundamental. No sé qué pretenden de ellos, no les dejan que tengan acceso a la cultura. Es todo desconfianza y luego la única opción que se les da es el botellón los fines de semana. Es ridículo, porque si todavía en Madrid hubiera por la noche canchas de baloncesto como había antes en el centro de la ciudad... Yo qué sé, tío, dales deporte o cultura, porque si no van a ir donde acaban siempre. Es como “Pecador, adolescente, hasta que no seas mayor de edad no vas a tener acceso a las cosas buenas de la vida”. Luego, creo que Madrid está en un punto bastante bueno. Tenía que haber un tipo de ayuda de la SGAE, ya que vive de los músicos. Una ayuda para que ciertas salas organizaran regularmente conciertos en los que bandas nuevas se dieran a conocer, pagando ellos la sala y la promoción. No sería demasiado dinero y la SGAE podría hacerlo. Noto que la gente que maneja el dinero de la cultura no está dispuesta a apoyar a las nuevas bandas que quieran tocar. Bandas de todos los colores, desde el hip hop al metal extremo. Hay mucha gente que quiere salir y participar de eso y no puede.
Veo que está muy bien para bandas como nosotros. Por ejemplo, ahora para Los Coronas es perfecto. Tenemos desde el aforo que tiene Gruta '77, que es una sala brutal por lo que es la ayuda constante a la bandas, la programación... Luego tienes el siguiente paso, que es el Moby Dick. El Moby Dick yo creo que es mi sitio favorito para ver conciertos de Madrid. No entra mucha gente, suena de puta madre. Desde Fu Manchu a los Georgia Satellites o a los Yayhoos... Yo he visto conciertos ahí de los que sales diciendo “qué pedazo de concierto”. Es el tipo de garito que me gusta. Me gusta ese aforo, 200, 300 personas, y además todo de madera. Es el típico sitio en el que nosotros cada cierto tiempo tenemos que tocar porque, tío, quiero que la gente sienta lo mismo que siento yo. Porque ya El Sol -aunque es una sala cojonuda, otra de mis salas favoritas- ya tiene un tamaño que te oblga a estar con la cabeza arriba, hay mucho volumen.... Ya es otro rollo, es una sala mucho más abierta, aunque disfruto también muchísimo los conciertos allí. Y en el siguiente punto, es que antes no había un local como la Joy Eslava. Yo creo que desde el Rock Club o La Argentina, cuando era La Argentina pequeña... Hacía años que no había una sala como la Joy Eslava en la que puede haber un grupo como Calexico y disfrutarlo.
Lo he oído varias veces sobre todo en cuanto al rap. ¿Que los más jóvenes en estos momentos se hayan acostumbrado a una vida más alejada de la calle pensáis que puede tener como consecuencia que en un futuro haya menos bandas o menos interés por este tipo de cultura?
F.: Yo creo que ya ha afectado. No hay un relevo generacional. Yo me acuerdo cuando Sex Museum empezamos, entre los 15 y los 19 años. Íbamos dando por culo pero no te imaginas. Los hermanos mayores o los tíos jóvenes estaban metidos en el rollo de la movida madrileña y, ¿nosotros a qué veníamos? A dar por culo a la movida madrileña. Y fuimos a hacernos con Malasaña y era un rollo efervescente, de muchas bandas a la vez, de la sensación de “esto es nuestro”. Bueno, pues se acabó. Por lo que fuera, fue un momento muy libre. ¿Ahora que puedes hacer con 14 o 16 años? Pues estar todo el puto día con la Play Station y pasar de eso a quedar con tus colegas para cogerte un pedo brutal el fin de semana. ¿Qué otra opción hay? Han alejado a la juventud de la cultura.
Terminando con algo más positivo. ¿Qué os ha llamado la atención últimamente en el panorama nacional?
F.: Pues desde Pony Bravo hasta... No sé, te toca a ti. Decimos uno cada uno.
R.: Les solemos decir porque son conocidos, pero a mí me encantan The Midnight Travellers,
de Barcelona. Tiene dos discos y me parecen dos discazos de la hostia.
F.: Moon Cresta, de Vigo. El último disco es brutal y ha pasado totalmente desapercibido.
R.: The Right Ons, que con este disco están más rockeros. He escuchado un par de canciones y me parecen un par de cañonazos de la leche.
F.: Hay muchos, por lo menos donde nos movemos nosotros, hay muchas bandas buenísimas. Hace nada, ensayando, escuché a un grupo en el local de al lado. Pregunté y me dijeron que se llamaban Challenger. Pues los tíos resulta que tienen un disco con Bcore. Y flipé, tío. Ya ha habido un par de días que he ensayado al lado suyo y cuando paramos me salgo fuera y les oigo. Están de puta madre. Cuando te dicen que ahora no hay bandas... Sí que hay, lo que pasa es que hay pocas posibilidades para que salgan adelante.
3 comentarios :
Genial entrevista. Me encanta que esta gente siga haciendo cosas porque tienen aun mucho que decir.
Saludos!
Pues sí, seguro. Espero que no les falten las ideas ni las oportunidades para seguir adelante. Y siempre es una suerte poder hablar con músicos así de interesantes.
¡Gracias por pasarte!
Bravo, ya soy fan ¡ Muy buena la entrevista y muy jugosas las respuestas, se ve que no son del tipo de músicos convencionales españoles. Haber si crean escuela con eso de amor a la música sin mas y al arte alternativo.
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