Más que una confirmación

Dinero en Sonorama Ribera 13 (14.08.10)

Decimotercera edición del Sonorama Ribera en Aranda de Duero. Sábado, cercanos a la medianoche. Lori Meyers captaban toda la atención del festival desde el escenario grande. La banda granadina presentaba su último álbum, Cuando el destino nos alcance, de polémica acogida. Concierto correcto que prometía ir a más con los clásicos de la banda pero, bueno, supongo que a veces el cuerpo pide otra cosa. Aquello de la llamada del rock. Afortunadamente la solución estaba cerca, en la pequeña carpa bautizada como future stars, alojada en un lateral del escenario principal. Allí concluía su concierto Sr. Nadie, el proyecto en solitario y en castellano del antes líder de Sexy Sadie Jaime García Soriano. Tras él, se preparaban Sean Marlhom, Rubi Giménez y Ekain Elorza, o lo que es lo mismo, Dinero.

Rubi Giménez

El año 2008 era prácticamente el comienzo de todo para Dinero. Por entonces, la banda estaba también en Sonorama, actuando en el centro del pueblo durante la mañana del viernes. No desaprovecharon un escaparate como ése y el boca a boca fue haciendo el resto. Dos años después llegaban con un primer disco homónimo editado, plagado de hits, y con la energía de siempre. Todo empezaba a encajar. Y posiblemente parezca un mal chiste, pero allí estaban, en la carpa future stars pasadas las doce de la noche, comenzando con El momento perfecto.

Una banda necesaria, de rock contundente y letras llenas de rabia y juventud. Letras además en castellano. Sin tregua, sonaban UU. AA. (Utópicos Anónimos), En invierno o esos grandes temas que son Vaya Panorama y Mentiras. Un pasaje instrumental precedía al final, donde rematarían con Trastorno Bipolar y su canción quizá más relajada, Saboreal. Concierto corto, que no llegó a la hora, en el que pudieron repasar su primer álbum casi al completo.

Dinero suenan claros y contundentes, sin trampa ni cartón. Una demostración de que a veces una formación de trío resulta más efectiva que llenar de instrumentos y decibelios el escenario.

Texto y fotografía de Bruno Corrales