Los Enemigos
Sursum Corda, un disco extraño de una banda quizá maldita. Los Enemigos andaron un camino tristemente recurrente en la música española, el de una grupo de calidad extraordinaria, encabezado por un músico como Josele Santiago, que nunca logró el reconocimiento que muchos juzgamos merecido. Lo embriagador del repertorio de la banda madrileña le hacen a uno pensar si afirmaciones como ésta son realmente justificables, o sin embargo sólo se trata de rabia contenida y gritos en el desierto. Pero vayamos al tema en cuestión.
Corría el año 1994 cuando Los Enemigos pretendían dar un nuevo rumbo a su carrera cambiando de discográfica. Con Gasa habían editado sus cuatro primeros discos, a estas alturas convertidos en verdaderos clásicos: Ferpectamente, Un tío cabal, La vida mata y La cuenta atrás. Su descontento con cómo habían funcionado las cosas hasta el momento se sumaba a la oportunidad de fichar por la multinacional RCA, pero el contrato con su discográfica originaria les ligaba por un LP más. Ante esta tesitura, la banda decidió grabar dos discos, que salieron el mismo año. El primero era un puro trámite, grabado rápidamente, con pasajes instrumentales, canciones descartadas y rescatadas, y otro en el que centrarían todo su esfuerzo creativo para relanzarse.
El primero fue Sursum Corda, y el segundo se tituló Tras el último no va nadie. Ironías de la vida, les salió mejor el primero, tal y como admite el propio Josele Santiago en el libro Dentro. Conversaciones con Los Enemigos y biografía, de Kike Turrón y Kike Babas: “Al ver los dos discos, notas como que tenía que haber sido al contrario: el Sursum Corda, que está grabado a trompicones e inesperadamente, y suena cristalino y tiene una coherencia apabullante: en cambio, el que se suponía que iba a vender, el Tras el último... suena muy áspero, duro de escuchar.... Quizá teníamos que haber entregado a Gasa éste y a RCA el otro... Hay temas en el Sursum que me parecen los mejores que hemos hecho nunca; es una pena”.
Seguramente se refiera a temas como A la hera, un blues de letra golfa que es al mismo tiempo una demostración en sus numerosos solos de la técnica adquirida con los años. O al trallazo que es Odio a las Nº1, tema que, lleno de rabia, expresa la repulsa frente a la presión social que obliga a uno a ser el mejor de todos. Curiosamente, hay en este disco dos referencias claras a las difíciles experiencias con las discográficas. La primera es la contenida Zumo de Kiwi: “te vi remezclando tu último gran hit para las pistas...”, a la que se suma Wonderland Records, canción de corte pop sobre la captación de artistas. Amor de madre es una poderosa canción que trata un tema prácticamente inédito en el rock español, el incesto, de extrema incorreción política, y musicalmente una maravilla. Destaca también Por qué no me vuelvo al pueblo, reposado y nostálgico tema que recuperarían acertadamente para su disco en directo Obras escondidas, o la instrumental Rumble Munble.
Sursum Corda es un disco que no puede servir como reflejo de un momento concreto por su propia naturaleza. Para él reunieron canciones de orígenes muy diferentes y el resultado final no es para nada homogéneo. Sin embargo, el resultado es limpio, suena de lujo, y algunas canciones son grandes incorporaciones al repertorio enemigo. Decir que merece la pena es una obviedad, pues hablamos de un grupo como Los Enemigos, pero su curiosa concepción le da un valor que el resto no tiene. Aunque, al fin y al cabo, sólo sean canciones.
Texto de Bruno Corrales
1 comentarios :
Qué gran libro el de los Kikes, se lee como una novela. A ver si me animo y hago una pequeña retrospectiva de sus biografías en mi blog.
Yo creo que Los Enemigos sí han tenido un cierto reconocimiento, aunque nunca desmesurado, lo justo para vivir y trascender. Más éxito les quitaría cierto aire místico. Y entonces ya no nos gustarían tanto.
Publicar un comentario