Salam Alecum! (DMM, 2002)
Andy Chango
Andy Chango hace lo que quiere. Su estilo alegre, relajado e incluso infantil en ocasiones puede llevar a confusiones desastrosas. Su actitud bohemia y la sospecha de que no se toma demasiado en serio completan esta apariencia engañosa, pues Chango en realidad es un genio. Transcurría el año 2002 cuando, tras Las fantásticas aventuras del Capitán Angustia, álbum tan divertido como redondo (no literalmente, aunque también, claro), el cual suponía su confirmación en nuestro país, surgía Salam Alecum!, quiza el disco más anárquico y con más dosis de locura de toda su discografía, que ya es decir. En Salam Alecum! Chango se permite extravangantes experimentos, divagaciones musicales y verbales, colaboraciones tabernarias e incluso ritmos tecno.
El disco comienza precisamente con una electrónica alegoría de lo musulman, Salam Alecum!, no sin el sarcasmo habitual del argentino. A pesar de lo extraño que resulta la base musical, prácticamente tecno, cuenta con algunos de los versos con más gancho del álbum (comiendo puré de garbanzos / y pasando del vino con Aladino / me siento tan oriental). La temática predominante, como ya ocurría en sus dos primeros discos en solitario, continúan siendo las drogas (Ya llegó el morillo, Los colores del amor) y el alcohol (El vino es salud, a dúo con Jaime Urrutia).
Mención aparte merecen dos temas: Mi hermana y Back to the city, grandes baladas que corren el riesgo de pasar desapercibidas en un disco tan caótico. En la primera de ellas nos encontramos con un texto melancólico aunque con la habitual mezcla de ironía y agudeza de Chango (Pásenme en la radio alguna vez / quiero que amplifiquen mi tristeza). Back to the city, en la que se acompaña de Álvaro Urquijo (Los Secretos), si puede resultar extraña no tanto por el contenido como por la forma, optimista y melancólica a partes iguales, sin sutilezas ni dobles lecturas.
La locura se desata en temas como I love you, Flaca, estoy re-loco, There is a party in your mind o el pasaje recitado a cargo del poeta Luis Antonio de Villena en La nave del crepúsculo, además de en la pista oculta del disco: Chango’s Club. Su compañero Ariel Rot vuelve para aportar serenidad y buen hacer a la guitarra en uno de los temas destacados no sólo de este disco, sino de todo el repertorio del argentino, Calumnias e injurias, un retrato quizá autobiográfico de un tipo desastroso.
Por otra parte, y para terminar, cabe destacar el penúltimo corte, Tomando vino en Nueva York, en el que Chango invita a Josele Santiago a cantar en una nueva oda al alcohol, que siempre sabe mejor con amigos. Es un tema grabado con medios primarios, ruido y jaleo de fondo, y en el que se mezclan dos personalidades únicas que sin duda revalorizan una canción extremadamente sencilla.
Salam alecum! puede espantar por delirante en un primer momento, pero con el tiempo y la atención necesaria se convierte en un disco muy especial que merece ser desmenuzado, una pequeña joya.
Texto de Bruno Corrales
1 comentarios :
Recuerdo que conocí a Andy Chango, precisamente con la canción Salam Alecum!, cuando la utilizaste en las prácticas de radio con Aparicio, jeje.
La verdad es que este disco no lo he oído, pero después de leer esto me han entrado ganas. Voy a hacer los deberes y te daré una opinión formada.
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